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Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs

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El hombrecillo sonrió y bailó alegre de ver otros rostros sonrientes. Conseguí<br />

una maceta con tierra y dejé que se enterrara para pasar la noche.<br />

Pasaron más meses y nadie se atrevió jamás a acercarse a mi casa, excepto<br />

Tuzo. Yo tenía treinta y dos años cuando comenzaron a crecerles raíces. Habla<br />

doscientos veinte semilleros en toda la casa y desde hacía semanas que no nacía<br />

ninguno.<br />

Se despertaban más tarde y se enterraban más temprano. Tenían hilitos<br />

frágiles que les salían de todo el cuerpo y ya no podían bailar. Estaban tristes. Yo<br />

bailaba para ellos pero no tenía sentido. Un día se enterraron en sus macetas y no<br />

volvieron a salir. De la tierra emergieron tallos con hojas y flores azules.<br />

Los regaba cada mañana y los ponía al sol. Con el médico formulamos algunas<br />

teorías, como que eran semillas de una planta más grande y compleja, o que estaban<br />

en un proceso de metamorfosis, o que habían comenzado su hibernación.<br />

Con el tiempo descubrimos que las últimas dos teorías eran ciertas. Los<br />

Semilleros no volvieron a salir de las macetas, convertidos en una pequeña raíz en la<br />

que no se distinguía ningún indicio de lo que habían sido.<br />

Las Señoras Ratón no volvieron a aparecer. Los años eran cada vez más helados y a<br />

la llegada de la segunda oleada de colonos, el pueblo era un campo yermo cubierto de hielo.<br />

Segunda Colonización<br />

Los días eran insoportables. Amanecía más tarde y oscurecía más temprano.<br />

Los nuevos colonos pensaron en mudarse a un lugar más cálido. Aún no les habíamos<br />

informado sobre los pulpos, los ratones cantores, las arañas estranguladoras ni los<br />

Semilleros.<br />

En realidad, no queríamos alarmarlos. Recibieron las vacunas que hablamos<br />

fabricado para las distintas enfermedades que nos habían diezmado y permanecieron<br />

en el refugio mientras se construían sus nuevas casas en los alrededores del cerro.<br />

Decidimos quedarnos y afrontar este invierno como fuera necesario. Teníamos<br />

animales domesticados en los criaderos temperados e invernaderos repletos de<br />

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