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Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs

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nuevo, no un ladrillo mohoso como los de la biblioteca. En su primera página había<br />

escrito con caligrafía preciosa Diario de Vida.<br />

Entonces me golpeó la vergüenza. No podía leerlo. Odiaba a la mujer, pero la<br />

conciencia ajena no declarada es tan sagrada como las que ordena la doctrina.<br />

dejaría.<br />

Moví la primera hoja para leer el encabezado de la segunda, nada más, luego lo<br />

Artemio Salinas, mi esposo.<br />

Sentí espanto y morbo. Seguí leyendo.<br />

Es un hombre bueno. Es realmente bueno. No grita en la casa, no me reprocha<br />

ni me golpea como acusan las esposas del panadero, herrero y costurero de sus<br />

esposos... Su trabajo siempre ha sido importante, no tiene tiempo para contarme...<br />

Padre me habló de lo que se hacía acá, ‘lavar almas’ lo llamaba... Mi esposo no podría<br />

hacer algo tan virtuoso si por su sangre corriera arena en vez de sangre...<br />

Estaba impresionado. Amada Carillón tenía ideas propias y sacaba<br />

conclusiones. ¡Y no me temía porque yo era tan bueno!<br />

Sentí nauseas, pánico y en el fondo una nueva sensación que se hacía fuerte y<br />

empujaba a las demás, reduciéndolas a míseras cosquillas: sentí remordimiento y<br />

culpa.<br />

Seguí leyendo.<br />

Amada me vio por primera vez una mañana cuando se atrevió a salir de su<br />

casa. Era la niña consentida de sus padres, silenciosa y vulnerable. Y me vio pasar. Me<br />

vio y se enamoró. Le habló a su padre, quería ser mi esposa. Con ello logró esfumar la<br />

pena de los ojos de su madre, que se sentía culpable por no haberla educado para ser<br />

una señorita matrimoniable.<br />

Por eso la insistencia del viejo, ahora silencioso bajo su lápida.<br />

Amada lamentaba no haberle dado nietos, porque nuestras reuniones bajo las<br />

mismas sábanas no coincidían con sus días fértiles.<br />

Más remordimientos. Desde el matrimonio, cuando estuve seguro de las fechas<br />

en que sangraba, jamás me arriesgué a coincidir con ella los días de mayor peligro.<br />

7

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