Estudio de la Obra Psicografica.pdf - Academia Sapere Aude

El motivo principal por el cual un Ego no puede tener varias personalidades en actuación al mismo
momento es porque esta última está basada en un circuito polarizado que se ubica espaciotemporalmente
en determinado punto del plano en donde actúa.
Este punto condicionado denota la insuficiencia de la personalidad en proyectarse a sí mismo en un
momento Presente dentro del plano físico.
Si hay dependencia de la personalidad al espacio-tiempo, por lógica, no hay libertad en cuanto a él en
ese plano.
Si esto es así ¿Cómo podría esa personalidad vivir en dos o en varios lugares al mismo tiempo dentro
de un mismo plano?
En cambio cuando el “Yo-Inferior” ha logrado una fusión con la Luz del Ego, tal como lo hizo el Cristo,
hay completa libertad con respecto a lo relativo del plano físico.
Esa perfección que logró “sólo” en el plano Físico, le da completa libertad sobre él como para
manifestar: “Donde dos o más estén reunidos en mi nombre allí estaré “Yo” en medio de ellos”.
Por ende el “Yo” del Cristo a través de su personalidad sutilizada a un puro atributo ,puede ser
representativo en cualquier lugar y momento del plano.
Entonces cuando aparecen las manifestaciones nominales de Moisés o Buda, sucede que ellas no son
más que atributos de ese yo supremo; atributos que no están condicionados a lo relativo.
En consecuencia son los atributos y no las personalidades quienes pueden proyectarse en un plano de
manera simultánea y por el simple hecho de que esos atributos pertenecen a la luz de ese plano.
Puede verse entonces que la Divinidad actúa a través del “Yo-inferior” a medida que éste se neutraliza.
Esta neutralidad es ordenada y se da de abajo hacia arriba, desde los planos más densos a los más
sutiles.
Eso hace que la personalidad señoree sobre los planos que conquistó demostrando los atributos de la
Divinidad.
“El y Yo Eternos, nacimos juntos. Nos engendramos a nosotros mismos y vivimos eternamente en
amor”
“En el principio era el verbo y el verbo era con Dios y el verbo era Dios” (Juan 1.1)
Toda esta explicación no es ajena a la instrucción que realiza la Obra al respecto pues aclara:
“La ubicuidad, es un poder divino adquirido por las inteligencias que han llegado al magnífico y
completo desarrollo espiritual, a que había llegado el espíritu Instructor de la humanidad terrestre.
Este poder consiste, en que le es de fácil realización el revestir, el cuerpo etéreo sutil de varias
personalidades, que en un tiempo más o menos lejano fueron una realidad en el plano físico.”
Arpas Eternas I
Cáp. En las Cumbres de Moab
“¡Paz con vosotros!, —se oyó la voz del niño dormido que parecía haber adquirido vibraciones de
clarín.
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