Estudio de la Obra Psicografica.pdf - Academia Sapere Aude

constituye por hoy, una barrera que todavía no se ha visto, pues no se ha recabado en el error por sus
lectores o depositarios, pero que con el correr del tiempo, podría significar una traba para unir los
conceptos de la obra con otros de otras esferas académicas metafísicas.
Aporías
Hablaremos aquí acerca del problema conceptual y en que consiste.
La cuestión radica en una psicografía expuesta en Llave de Oro titulada: “¿Qué son las almas gemelas?”.
Si uno lee con cuidado, si analiza el texto a cabalidad, no tendrá más remedio que hacerse la siguiente
pregunta: ¿Las almas gemelas comparten un Ego?
Para responder a esta pregunta comenzaremos por el camino inverso, es decir, no tratando de
demostrarle al lector que dicha pregunta tiene la negativa como respuesta, sino, por el lado de la
afirmación, tratando de ser optimistas, poder persuadirnos de que la respuesta se inclina por el Sí.
De esta manera, tratando de convencernos de que sí es posible compartir un ego, observaremos si en
los argumentos utilizados para demostrarlo existe la coherencia que no admita replica alguna para
cualquier tipo de refutación o por el contrario las argumentaciones sean reveladoras de la ilógica de
tratar de sostener tal verdad.
Comencemos entonces por esta idea y veamos que resulta de nuestro examen:
Las almas gemelas comparten un Ego.
Tratemos de convencernos de tal idea y veamos si en ello se nos presentan dificultades a resolver o no.
1) Primeramente veamos si es coherente afirmar que las almas gemelas comparten
un mismo “Yo” (Hilo de Oro):
Si queremos hacerlo tropezaremos con dos aspectos o puntos básicos que no nos permitirán hacerlo.
Para que el espíritu, que es la idea, pueda conocerse a sí mismo, debe objetivarse, es decir, manifestarse,
viéndose a través del espejo de la naturaleza. Para que la idea del “Yo”, para que su identidad, se
reproduzca y revele así su “Nombre” debe este “Yo”, el cual es incorpóreo e in-manifiesto, utilizar como
medio a la sustancia. Es ésta la que lo individualizará.
De esta manera el “Yo” que era increado, se crea a sí mismo convirtiéndose en un Ente sensible. Por lo
tanto el Ente sensible es el medio para “Ser”, en donde la asustancialidad se sustancializa.
Aún si quisiéramos forzar nuestra mente critica a una duda hiperbólica, extrema, deberíamos admitir
que cada ente sensible, por tal, presenta una identidad que lo refleja ante el mundo, una unidad sintetica
que se representa como Ob-jeto (Ob= frente, delante de y Jecto o iectum= fijado o colocado), y esa
colocación deberá tener necesariamente, un código en la matriz o plano en el que se yecta.
Siendo así, cada ob-jeto posee un lugar único e irrepetible, dado que solo él y nadie más que él podrá
ocupar ese lugar, entendiendo además que como postula la física, dos cuerpos no pueden estar
ocupando un mismo espacio al mismo momento (Véase el Principio de impenetrabilidad explicado por
el Principio de exclusión de Pauli para la masa física electrónica). Esto que sucede para generar un
orden en el sistema trabaja debido a el atributo que rige a cierto ente sensible, el cual reclama su
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