Estudio de la Obra Psicografica.pdf - Academia Sapere Aude

Cada forma que nace será un primer asexuado que se multiplicará sin sexo.
No debemos asombrarnos que toda expresión de vida se inicie en el uno ya que este es el orden
matemático universal, donde todo es uno y el uno multiplicado en el uno es siempre uno. Todo nace en
el Uno y vuelve al Uno en Cristo.
Solo el reflejo de la Luz divina que transmite la partícula radiante desprendida del Ego para registrar
experiencias en el reino de la Naturaleza, puede generar los movimientos vitales de las formas.
Cuando estas chispas o partículas mentales, en un orden divino, descienden en vórtices inmensos
anuncian que el planeta será fecundado.
¿Qué otra cosa podría vivificar el plasma condensado sino la inmaculada chispa radiante reflejo del
Amor divino?
Es la única capaz de reflejar la vida verdadera porque es la sustancia divina del cuerpo áurico del Ego,
Imagen del Yo Soy.
Esta partícula descendida es la que capta y registra de los planos astrales los comportamientos
elementales y vitales de la Naturaleza.
Así se desarrolla esta segunda etapa o implosión originando la vida y evolucionando las formas.
La chispa radiante trabaja para el Ego incorporando y registrando las conductas, vivencias y cualidades
que muestra el trabajo que desarrollan los sistemas moleculares, vegetales y animales.
El Ego ha completado su cuerpo mental con las vivencias registradas del plano físico entonces ya estará
preparado para desarrollar en una tercera etapa la imagen en que fue creado: El Hombre.
Finalizan estas maravillosas etapas donde el Amor universal modeló para el hombre la estructura física
donde cobijarse, expandió en efluvios armoniosos sus colores y su etérea energía en los vegetales, e
imprimió la fuerza divina en el instinto vital del reino animal.
Con la aparición del Hombre y del Mesías en el planeta comienza la última etapa de este proceso.
Es el movimiento ascendente más importante en el desarrollo del hombre hacía su misma esencia: La
Introspección.
Establecida la vida en el planeta y evolucionando las formas en las especies vegetales y animales aparece
el hombre en este paisaje, mediante un proceso único e irrepetible en el plano terrestre.
Así como ocurrió en todas las especies donde el primer ser viviente era un andrógino, así la primera
forma humana surgida después de muchos ensayos, sería también un andrógino.
El primer hombre será expresión visible del uno.
Es el ser que pudo completarse así mismo por atisbar un orden divino en su existencia. Nace en él la
adoración de fenómenos naturales asignándoles un poder deífico y en esta adoración a una forma
primaria de divinidad eleva su mente, alza su cabeza, verticaliza su columna y humaniza la forma de su
ser.
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