Septiembre-octubre - Revista Ciencia y Desarrollo - Conacyt
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cuando se absorben a través de la piel, y gracias a esta ventaja,<br />
los venenos producidos en los laboratorios han servido<br />
para eliminar grandes cantidades de parásitos o microorganismos<br />
que infectan y provocan enfermedades en<br />
las personas, así como en sus ganados y cosechas. De venenos<br />
a venenos, los del hombre se han vuelto, de repente,<br />
mucho más efectivos que, por ejemplo, los utilizados<br />
por las arañas y otros animales pequeños para sobrevivir.<br />
Las ventajas y los problemas de los venenos<br />
El uso de los venenos artificiales ha sido una ayuda<br />
considerable para proteger la salud de muchos<br />
seres humanos, y así, en algunos países se ha reducido<br />
considerablemente la prevalencia de varias plagas<br />
como el paludismo. En otros casos se han eliminado los<br />
vectores o los reservorios de los agentes responsables de<br />
otras enfermedades tanto o más graves; sin embargo, el<br />
uso de los venenos recién descubiertos también ha causado<br />
diversos problemas igualmente graves.<br />
El DDT, por ejemplo, ha resultado muy efectivo para<br />
reducir o hacer desaparecer múltiples plagas, pero al ser<br />
rociado sin control sobre la tierra ha terminado por contaminar<br />
los alimentos del hombre, y su toxicidad se ha<br />
extendido más allá de los insectos, llegando al intestino<br />
de casi todas las personas a través de las legumbres y las<br />
frutas. Una gran cantidad de seres vivos tiene DDT en<br />
las células del cuerpo, y algunos expertos opinan que esta<br />
contaminación es peligrosa porque al acumularse en forma<br />
permanente puede provocar cáncer y varios problemas<br />
más.<br />
Otro caso igualmente problemático es el de las sustancias<br />
químicas relacionadas con la limpieza, como los<br />
jabones y los productos que sirven para quitar la suciedad<br />
y los malos olores. Los detergentes contaminan las aguas<br />
de los ríos y los mares en donde son desechados por sus<br />
fabricantes o consumidores, provocando muerte o mutaciones<br />
en la fauna y la flora de esos medios. Además, al<br />
producir grandes cantidades de sustancias artificiales<br />
para atacar las plagas que causan algunos seres vivos inferiores,<br />
y al desarrollar antídotos para neutralizar los<br />
venenos naturales de estos últimos, nuestra sociedad<br />
parece haber iniciado planes para declarar una guerra sin<br />
sentido contra otras formas de vida con las cuales comparte<br />
numerosos sistemas ecológicos. Los resultados no<br />
se han hecho esperar; los venenos sintéticos han modificado<br />
el ambiente natural de numerosas especies animales,<br />
provocando su muerte o su desplazamiento, pero los<br />
daños no han sido tan graves como se pudiera pensar,<br />
porque una parte de los integrantes de esas especies han<br />
desarrollado mecanismos de evasión y de resistencia o<br />
tolerancia. No obstante, muchos de los participantes en<br />
un coloquio reciente sobre el futuro de la evolución de la<br />
vida sobre la tierra (organizado por la Academia Nacional<br />
de <strong>Ciencia</strong>s, de los Estados Unidos) manifestaron que<br />
actualmente existen innumerables evidencias de que se<br />
está aproximando el comienzo de una nueva (sería la sexta)<br />
extinción en masa de los seres vivos sobre el planeta, y<br />
esta catástrofe no sería “natural” sino provocada por el<br />
hombre mismo.<br />
Estamos comenzando a preocuparnos<br />
En los últimos años, muchos científicos han presentado<br />
pruebas de que al aplicar sin control los<br />
venenos producidos por el hombre se ha alterado<br />
el equilibrio de la vida sobre el planeta. Gran cantidad de<br />
sustancias sintetizadas actualmente por las industrias<br />
han funcionado muy bien como pesticidas, pero también<br />
han resultado perjudiciales para el mismo ser humano<br />
que las aplica y para numerosos espectadores inocentes.<br />
Esta situación contrasta con los efectos que tienen los venenos<br />
naturales (de las plantas y de los animales más pequeños)<br />
que por tener millones de años de existencia ya<br />
no interfieren con los ecosistemas conocidos. Por esta<br />
razón, al observar las consecuencias desagradables y peligrosas<br />
que tiene el uso de sus venenos sintéticos, el hombre<br />
ha iniciado una búsqueda cada vez más afanosa para<br />
encontrar, caracterizar y aprender a aprovechar la estructura<br />
química de diferentes sustancias naturales que las<br />
plantas y los animales inferiores utilizan para envenenar<br />
a sus presas, búsqueda que no ha sido infructuosa.<br />
SEPTIEMBRE • OCTUBRE DEL 2001 69