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Septiembre-octubre - Revista Ciencia y Desarrollo - Conacyt

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Figura 1. Dulce de maguey, una de las plantas utilizadas en México desde<br />

hace miles de años.<br />

Figura 2. La tuna ha sido domesticada, pero se puede hallar en su forma<br />

silvestre.<br />

76 CIENCIA Y DESARROLLO 160<br />

Así por ejemplo, si la temporada era buena y se recogía<br />

suficiente semilla, se permitía la gestación y el nacimiento<br />

de cierto número de bebés; pero si el año era malo<br />

ese número se restringía y se quedaban sólo con aquellos<br />

que pudieran alimentar. También se daba preferencia a<br />

los jóvenes que podían preservar la especie, sobre los niños<br />

y ancianos, quienes sucumbían más fácilmente ante<br />

situaciones difíciles. Sin embargo, los datos obtenidos indican<br />

que los individuos pertenecientes a estas sociedades<br />

gozaban en general de buena salud y de una esperanza de<br />

vida semejante a la que tienen hoy en día los habitantes<br />

de los países industrializados, misma que podríamos situar<br />

por encima de los 65 años. Aún más, bastaban entre<br />

dos y cuatro horas de actividad diaria, que a veces sólo se<br />

efectuaba cada tercer día, para satisfacer los requerimientos<br />

de comida y algunas otras necesidades. Los ojibwa de<br />

Wisconsin recogían semillas de pastos silvestres (Zizania<br />

aquatica) que les eran suficientes y aún les sobraban hasta<br />

que se presentaba la cosecha del año siguiente. El hecho<br />

de hacer uso estacional de los recursos también implicaba<br />

abarcar grandes territorios, pero existían campamentos<br />

donde la movilidad era más bien corta, pues cuando se<br />

agotaban los recursos en el lugar se mudaban a otro campamento<br />

en el que sus conocimientos les permitían llegar<br />

a tiempo de utilizar los recursos. Obviamente, transportaban<br />

sus alimentos con ellos y, así, en las paradas que<br />

hacían dispersaban la semilla y propiciaban la formación<br />

de sotos o bosques, como las mezquiteras del norte de<br />

nuestro país, o de encinares en lo que ahora son los Estados<br />

Unidos. Estas sociedades mantenían relaciones<br />

francas y abiertas, y compartían todo, incluyendo en ello<br />

a quienes no salían a cazar o recolectar durante uno o dos<br />

días, sobreviviendo como grupo, no individualmente. Si<br />

alguien carecía de alimento, se presentaba en el sitio en<br />

donde otros comían, tomaba las provisiones y ni siquiera<br />

daba las gracias, pues en cierta forma quedaba comprometido<br />

a compartirlas en el futuro, toda vez que no se<br />

pagaban con un “gracias” sino con la reciprocidad solidaria.<br />

La recolección de plantas y semillas era llevada a cabo<br />

principalmente por las mujeres, mientras los hombres se<br />

ocupaban de la cacería, aun cuando la mayoría de estos

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