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Septiembre-octubre - Revista Ciencia y Desarrollo - Conacyt

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prisionero en la Torre de Londres por una supuesta intriga,<br />

fue el primero en poseer lo que después se conoció<br />

como un orrery.<br />

Durante el tiempo que estuvo prisionero en dicha<br />

torre, recibió como regalo un maravilloso ingenio de relojería<br />

que representaba el sistema solar en miniatura,<br />

con todos sus movimientos. Efectivamente, al dar vuelta<br />

a una manivela, los planetas entonces conocidos (de<br />

Mercurio a Saturno) giraban alrededor del Sol al tiempo<br />

que la Tierra lo hacía sobre su inclinado eje y la Luna en<br />

torno a ella. Es claro que el constructor de aquella magnífica<br />

pieza debía ser al mismo tiempo astrónomo, relojero<br />

y artista, y George Graham, el inventor del péndulo<br />

de compensación lo era. También es claro que el conde de<br />

Orrery, prisionero en la torre, debió haber dado miles y<br />

miles de vueltas a la manivela, con la esperanza de que<br />

el tiempo pasase más deprisa, acercando así su liberación.<br />

De modo paralelo y casi simultáneamente, en el año<br />

1713, el zar Pedro el Grande recibía también como obsequio<br />

la esfera-estellarium de Gottorp, objeto hueco de<br />

cobre de tres y media toneladas y cuatro metros de diámetro,<br />

en cuyo interior estaban bellamente dibujadas las<br />

constelaciones y sus principales estrellas, representadas<br />

mediante perforaciones proporcionales a sus brillos provocados<br />

por la luz que penetraba en ellas del exterior. Esta<br />

extraordinaria esfera, construida por el mecánico Andreas<br />

Busch, giraba sobre un eje inclinado, según la latitud del<br />

lugar, y desde su interior, en un asiento que pendía del<br />

propio eje, el Zar hacia girar la esfera, también mediante<br />

una manivela, y así observaba la posición de las mil<br />

ochenta estrellas del catálogo de Hiparco, de acuerdo con<br />

las fechas del año.<br />

En esa época estaban ya realizadas por separado las dos<br />

concepciones necesarias para que, unidas, constituyeran<br />

un planetario: la esfera de estrellas y el orrery; sin embargo,<br />

fue hasta después de la primera Guerra Mundial cuando<br />

la casa Zeiss, de Jena, diseño y construyó el primero, a<br />

petición del entonces director del Deutche Museum de<br />

Munich; éste consistía en una bóveda hemisférica que<br />

servía de pantalla, en la que un proyector múltiple, el<br />

planetario propiamente dicho, proyectaba sobre su interior<br />

tanto el cielo estrellado cuanto los planetas en sus<br />

posiciones y movimientos. Es de imaginar el asombro de<br />

los espectadores asistentes a la primera función de gala;<br />

ya todos sentados en cómodos asientos reclinables, la iluminación<br />

interior que simulaba el anochecer se hizo cada<br />

vez más tenue, primero rojiza, después azulosa y por fin,<br />

ya en la oscuridad comenzaron a brillar las estrellas y<br />

apareció la Luna apenas creciente hacia el oeste, todo ello<br />

inmerso en el bello y lejano fondo musical de Las estaciones<br />

de Vivaldi.<br />

El éxito de aquella presentación se propagó al momento;<br />

la casa Zeiss desarrolló modelos más avanzados de proyectores<br />

planetarios y Europa primero, y al poco tiempo<br />

América, comenzaron a poblarse de estos centros de divulgación<br />

de la astronomía y de las ciencias del espacio.<br />

Fue en 1967 cuando el Instituto Politécnico Nacional<br />

inauguró en la ciudad de México el Planetario Luis Enrique<br />

Erro, equipado con un Zeiss modelo IV, el más avanzado<br />

en aquel entonces. A éste siguió el Planetario de<br />

Morelia en 1974, con un equipo igual, y casi de inmediato<br />

surgieron nuevas marcas de proyectores, como Goto<br />

y Minolta de Japón, Spitz de Canadá y otros más, todos<br />

ellos basados en los mismos principios: mecanismos con<br />

motores y engranajes para efectuar los movimientos necesarios;<br />

esferas con potentes lámparas al centro, que<br />

proyectaban las estrellas; sendos proyectores para los planetas,<br />

el Sol y la Luna, además de otros auxiliares para<br />

efectos especiales (cometas, estrellas fugaces, astronaves,<br />

etc.), todo ello integrado en un solo aparato de gran complejidad<br />

y precisión.<br />

En 1980 se constituyó la Asociación Mexicana de Planetarios,<br />

A. C. (AMPAC), en cuyas reuniones los directores<br />

de éstos intercambiaban información de toda índole<br />

y, así, éstos se equiparon con sistemas multimedia,<br />

proyectores de video y láser, etc., con el fin de dar mayor<br />

amplitud a las presentaciones. A ello se sumarían planetarios<br />

con cine panorámico tipo Omnimax, para deleite<br />

del público por las excelentes películas de 70 milímetros<br />

que cubrían toda la pantalla hemisférica y el sonido estereofónico<br />

de la más alta fidelidad.<br />

SEPTIEMBRE • OCTUBRE DEL 2001 83

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