Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
He aquí otro ejemplo de transmisión telepática en el momento de la<br />
muerte, no menos singular y más notable todavía, que debo también a la<br />
amabilidad del general Parmentier, que garantiza su autenticidad.<br />
II. - Estamos en Schlestadt, Bajo Rhin, en una cálida noche de verano. Estaba abierta<br />
la comunicación entre la alcoba y el salón y en éste las dos ventanas estaban abiertas<br />
y sostenidas por el respaldo de unas sillas. El padre y la madre de M. Parmentier<br />
estaban durmiendo.<br />
De repente la señora de Parmentier se despertó por una brusca sacudida de la cama,<br />
de abajo a arriba. Sorprendida y un poco asustada, despertó a su marido y le dio parte<br />
de lo que acababa de notar.<br />
En este momento se produjo otra sacudida muy violenta.<br />
El padre del general Parmentier creyó en un temblor de tierra, aunque son muy raros<br />
en Alsacia, se levantó encendió una vela, no notó nada extraordinario y se volvió a<br />
acostar. Pero inmediatamente, otra sacudida muy fuerte de la cama y un estrépito en<br />
el salón próximo como si las ventanas se hubieran cerrado con violencia y todos <strong>los</strong><br />
cristales se hubieran hecho pedazos. El terremoto parecía haberse acentuado de un<br />
modo formidable. <strong>Lo</strong>s señores de Parmentier se levantaron y fueron a examinar <strong>los</strong><br />
desperfectos del salón; nada, las ventanas seguían abiertas, las sillas en su Sitio, el<br />
aire tranquilo y el cielo puro y estrellado. No había habido ni terremoto ni corriente<br />
de aire. El estrépito oído era ficticio.<br />
<strong>Lo</strong>s señores de Parmentier habitaban en el primer piso, y en el bajo una mujer de<br />
cierta edad cuyo armario rechinaba de un modo desagradable cuando le abrían o le<br />
cerraban.<br />
En aquel momento se oyó el rechinamiento del armario a pesar de la hora inusitada.<br />
Al ver que no había alteración alguna en el salón, ni en la posición de las ventanas, ni<br />
en la de objeto alguno, la señora de Parmentier; tuvo miedo y creyó que habla<br />
sucedido alguna desgracia a sus padres, de <strong>los</strong> que se había separado al casarse<br />
recientemente. Pero pronto supo que su antigua aya, a la que no había visto desde su<br />
boda, había muerto en Viena aquella noche y habla manifestado antes de morir el<br />
pesar de estar separada de su querida discípula, a la que amaba tiernamente.<br />
He aquí un hecho que tiene alguna analogía con el primero y que parece<br />
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