Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
Uno de <strong>los</strong> anatomistas que han ilustrado el fin del siglo XVIII, X... se estaba<br />
peinando, cuando de repente se volvió y dijo al peluquero: «¿Por qué me aprieta<br />
usted el brazo?» El peluquero se excusó y negó haber hecho tal cosa.<br />
Un momento después, la misma observación e igual respuesta. El peluquero acabó su<br />
faena, renovó sus negaciones y se marchó.<br />
Al día siguiente X... supo la muerte de un amigo, que se había ahogado en el<br />
momento mismo en que él se sintió apretar el brazo. X... quedó muy conmovido por<br />
esa coincidencia y desde entonces tuvo terrores de niño hasta el punto de no querer<br />
quedarse solo en su cuarto.<br />
La alucinación no está demostrada tampoco en este caso.<br />
El tercer hecho de que habla Gratiolet, le ha sido también contado por<br />
Chevreul:<br />
Era niño todavía y estaba jugando a <strong>los</strong> bo<strong>los</strong> en un cuarto en que, meses antes, murió<br />
una tía suya. Un bolo se fue rodando hasta la alcoba; el niño se precipitó a cogerle,<br />
pero en el momento en que se inclinaba sintió en la cara un aliento ligero y un beso<br />
en la mejilla, al mismo tiempo que una voz murmuraba en su oído: «¡Adiós!»<br />
Gratiolet añade: «Es evidente que en este caso la alucinación se ha<br />
desarrollado bajo la influencia del principio de la asociación de ideas.» No;<br />
no es en modo alguno evidente.<br />
He aquí otro ejemplo muy notable tomado de las Alucinaciones de B. de<br />
Boismont:<br />
Mlle. R..., dotada de un excelente juicio y religiosa sin mojigatería, vivía de soltera<br />
en casa de su tío, un médico célebre. Su madre vivía en una provincia y padecía una<br />
enfermedad bastante grave. Una noche, la joven soñó que la veía delante de ella<br />
pálida, desfigurada, y expresando, sobre todo, una viva pena por no estar rodeada de<br />
sus hijos, de <strong>los</strong> cuales uno, cura de una parroquia de París, había emigrado á España,<br />
y otro estaba en París. La llamó por su nombre y de pronto sus facciones se<br />
descompusieron y se cubrieron de la palidez de la muerte y cayó sin vida en la cama.<br />
El día siguiente, Mlle. H.... se presentó muy triste a su tío, el cual le preguntó la causa<br />
de su pena y ella le contó detalladamente su sueño. El tío la estrechó entonces contra<br />
su corazón y declaró que la noticia era verdadera y que su madre acababa de morir;<br />
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