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Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual

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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />

Así como hay un sonambulismo natural y otro provocado, hay el magnetismo<br />

voluntario y el involuntario, lo que explica las simpatías y las antipatías naturales que<br />

todos observamos.<br />

184<br />

DOCTOR X,<br />

Valparaíso.<br />

Estos casos no pueden razonablemente ser atribuidos al azar, como<br />

tampoco <strong>los</strong> precedentes. (Algunos de esos encuentros adivinados pueden<br />

haberlo sido por un parecido fortuito con <strong>los</strong> que les han precedido, pero<br />

esa es evidentemente la excepción). Estos hechos prueban la comunicación<br />

de <strong>los</strong> pensamientos. Presentamos aún otros a la atención de nuestros<br />

lectores. El siguiente está tomado del Phantasms of the Living.<br />

M. A. Skirving, maestro albañil de la catedral do Winchester, escribe a <strong>los</strong><br />

redactores de esa publicación:<br />

XXII. - Yo no soy un sabio. Salí de la escuela a <strong>los</strong> doce años, y espero que<br />

perdonaréis mis faltas gramaticales. Soy maestro albañil en la catedral de Winchester<br />

y vivo en esa ciudad hace nueve años. Hace más de treinta años vivía en <strong>Lo</strong>ndres,<br />

cerca del sitio que hoy ocupa el Great Western Railway, y trabajaba en Regent's Park,<br />

para MM. Mowlem, Burt y Freeman. La distancia hasta mi casa era demasiada para ir<br />

a comer y me llevaba el almuerzo y no dejaba el trabajo en todo el día.<br />

Cierto día sentí de repente un intenso deseo de volver a casa. Como no tenía nada que<br />

hacer allí, traté de rechazar esa obsesión, pero no pude lograrlo. El deseo de irme a mi<br />

casa aumentó de minuto en minuto. Eran las diez de la mañana y no había nada que<br />

pudiera hacerme dejar el trabajo a esa hora. Me puse inquieto e incómodo y sentí que<br />

debía irme, aun a riesgo de ser puesto en ridículo por mi mujer. No podía dar ninguna<br />

razón para dejar el trabajo y perder seis peniques cada hora por una tontería. No pude,<br />

sin embargo, quedarme y me fui a mi casa.<br />

Cuando llegué a la puerta llamé y la hermana de mi mujer vino a abrir. Pareció<br />

sorprendida y me dijo: «¿Pero cómo lo has sabido? - ¿Qué? - <strong>Lo</strong> sucedido a Marie<br />

Anne». Yo respondí: «No sé nada». - «Entonces ¿qué le trae a esta hora? - No lo sé,<br />

respondí. Me pareció que hacía falta aquí. Pero ¿qué ha sucedido?»<br />

Mi cuñada me contó que un coche había atropellado a mi mujer hacia una hora y que<br />

estaba gravemente herida.

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