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Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual

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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />

retina, o más bien en <strong>los</strong> centros sensitivos, puestos en movimiento por el<br />

movimiento de la retina.<br />

Si le buscamos allí, no le encontramos. Por mucho que nos prueben <strong>los</strong><br />

fisiólogos que la sensación nerviosa de color empieza en la retina y que la<br />

del tacto empieza en las extremidades nerviosas de la mano; por mucho<br />

que nos demuestren que el éter, al vibrar, choca con el extremo de nuestro<br />

nervio óptico, nosotros no tenemos la menor conciencia de esa impresión<br />

de nuestra retina, aunque dirijamos á ese lado todo el esfuerzo de nuestra<br />

atención. Todas nuestras sensaciones de color son así proyectadas fuera de<br />

nuestro cuerpo y revisten <strong>los</strong> objetos más o menos distantes, muebles,<br />

paredes, casas, árboles, cielo y tierra. Por eso, cuando en seguida<br />

reflexionamos sobre ellas, cesamos de atribuírnoslas y llegan a parecemos<br />

extrañas á nosotros.<br />

El color no está en el objeto ni en <strong>los</strong> rayos luminosos, puesto que en<br />

muchos casos le vemos cuando no hay objeto ni luz. La presencia del<br />

objeto y de <strong>los</strong> rayos luminosos no contribuye más que indirectamente a<br />

producir el color; su condición directa y suficiente es la excitación de la<br />

retina y más aún de <strong>los</strong> centros ópticos del encéfalo. Poco importa que esa<br />

excitación sea producida por <strong>los</strong> rayos luminosos o de otra manera. Poco<br />

importa que sea o no espontánea. Cualquiera que sea su causa, en cuanto<br />

ella se produce, nace el color y al mismo tiempo lo que nosotros llamamos<br />

la figura visible. En todas partes el color y la figura no son más que<br />

sucesos internos, en apariencia externos. Toda la óptica fisiológica reposa<br />

en ese principio. Resulta, pues, de nuestra organización que la audición, la<br />

visión, la observación que hacemos de un objeto o de un ser, son debidas a<br />

impresiones cerebrales y que, por consecuencia, para que creamos ver, oír<br />

o tocar un ser, es preciso y suficiente que nuestro cerebro sea impresionado<br />

por un movimiento vibratorio que le dé una sensación adecuada al<br />

resultado obtenido 14 .<br />

El cerebro, al cual van a parar todas las sensaciones, posee muchos miles<br />

de nervios aferentes, de nervios eferentes, de células y de nervios<br />

intercelulares, en <strong>los</strong> cuales la corriente nerviosa se propaga por muchos<br />

14 Taine, De l'intelligence, t. II, p. 139.<br />

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