Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
95<br />
J. MEYER,<br />
Niort.<br />
LXXIII. - He aquí un hecho extraordinario y auténtico que conozco de un origen<br />
enteramente cierto. Mis padres fueron llamados un día a la cabecera de un vecino en<br />
la agonía. Fueron y se colocaron en un círculo de vecinos y de amigos que esperaban<br />
en silencio el triste desenlace. De repente, en un reloj de pared que no andaba hacía<br />
años, se oyó un estrépito espantoso, un ruido ensordecedor como si un martillo<br />
golpease en un yunque. <strong>Lo</strong>s asistentes se volvieron espantados, preguntándose qué<br />
significaba aquel ruido: «Ya lo veis» respondió una voz, refiriéndose al moribundo.<br />
Poco después expiró éste.<br />
H. FABER,<br />
Ingeniero agrónomo, Bisen (Luxemburgo).<br />
LXXIV. - Uno de mis primos estaba gravemente enfermo con una fiebre tifoidea y<br />
sus padres no se separaban de su cabecera, velándole día y noche. Una tarde, estando<br />
<strong>los</strong> dos rendidos, la enfermera les obligó a descansar un poco, prometiéndoles<br />
despertarles a la menor novedad. Dormían ambos profundamente hacía un momento<br />
cuando fueron despertados de repente por la puerta de la alcoba, que se abría muy<br />
quedo. Mi tío preguntó: «¿Quién es?» y mi tía, convencida de que venían a llamarles,<br />
se levantó precipitadamente, pero apenas sentada en la cama, sintió que alguien la<br />
abrazaba fuertemente diciendo: «Soy yo, mamá; me voy, pero no llores. Adiós.» y la<br />
puerta se cerró muy despacio. Vuelta apenas de su emoción, mi tía corrió al cuarto de<br />
su hijo, donde ya estaba mi tío, y supo que el enfermo acababa de expirar en el<br />
mismo momento.<br />
M. ACKERET,<br />
Argel.<br />
LXXV. - En abril de 1892 estaba yo empleado como jefe en <strong>los</strong> trabajos en la<br />
manufactura de espejos de Saint-Gobain. Yo era muy poco propenso a creer en lo<br />
maravil<strong>los</strong>o si alguna vez oía contar algo de ese género, lo atribuía a una alucinación.<br />
Ha sido, pues, preciso que varias personas, interrogadas separadamente, hayan sido<br />
testigos del hecho siguiente, para que haya podido darle importancia.<br />
Mi mujer estaba sentada en el umbral de una puerta que separaba mi habitación de<br />
una pequeña terraza, en la que una mujer estaba haciendo para nosotros unos