Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
primeras luces de gas alumbraban poco y olían mal. La tierra, realmente,<br />
parece muy fija y estable. El agua, y el aire parecen elementos. No es<br />
natural que caigan piedras del cielo. Las primeras manifestaciones de la<br />
electricidad fueron incoherentes. <strong>Lo</strong>s ferrocarriles lo perturbaron todo y <strong>los</strong><br />
pueb<strong>los</strong> trataban de alejar<strong>los</strong> lo más pasible.<br />
Además el genio está adelantado y <strong>los</strong> nuevos descubrimientos son<br />
adelantos. Nada tiene de extraña que la generalidad se quede atrás y no<br />
comprenda.<br />
<strong>Lo</strong>s hechos nuevos y poco conocidos, son vagos, embrollados, de un<br />
análisis difícil y están mal presentados por <strong>los</strong> inventores. ¡Cuántas<br />
dificultades ha tenido que atravesar el magnetismo humano antes de llegar<br />
al estado de experimentación científica en que se encuentra hoy bajo otros<br />
nombres! En <strong>los</strong> fenómenos magnéticos, coma en <strong>los</strong> del espiritismo,<br />
¡cuántos fraudes, cuántas supercherías, cuántas infames mentiras, sin<br />
contar las personas estúpidas que hacen «trampas para divertirse»! ¡De<br />
qué maravil<strong>los</strong>os juegos son capaces <strong>los</strong> prestidigitadores! Se pueden,<br />
pues, excusar en parte las reservas de <strong>los</strong> hombres de ciencia.<br />
El reciente descubrimiento de <strong>los</strong> rayos Röntgen, tan increíble y tan<br />
extraño en sí mismo, debería esclarecernos sobre la exigua pequeñez de<br />
nuestro campo de observaciones habituales. ¡Ver a través de <strong>los</strong> cuerpos<br />
opacos! ¡Ver el interior de un cofre cerrado! ¡Distinguir el esqueleto de un<br />
cuerpo a través de las carnes y de las ropas! Tal descubrimiento es, sin<br />
contradicción, enteramente contrario a nuestras certidumbres<br />
acostumbradas, ejemplo de <strong>los</strong> más elocuentes en favor de este axioma: es<br />
anticientífico afirmar que la realidad acaba en el límite de nuestros<br />
conocimientos y de nuestras observaciones.<br />
¿Y el teléfono, que transmite la palabra, no por ondas sonoras, sino por un<br />
movimiento eléctrico? Si pudiéramos hablar por un tubo entre París y<br />
Marsella, nuestra voz emplearía tres minutos y medio para llegar a su<br />
destino, de modo que la respuesta tardaría siete minutos. No pensamos en<br />
ello, pero el teléfono es tan absurdo como <strong>los</strong> rayos X desde el punto de<br />
vista de nuestro concepto de las cosas anterior a esos descubrimientos.<br />
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