Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
LVIII. - Hace dos años, el joven matrimonio que tengo actualmente a mi servicio,<br />
entraba entre nueve y diez de la noche en casa de sus padres, que habitaban en una<br />
granja a tres kilómetros de la ciudad. El marido guiaba el caballo de la granja, que no<br />
iba muy deprisa. En un sitio del camino desde el cual se divisan las construcciones de<br />
aquella propiedad, el marido vio que con algunos minutos de intervalo surgían tres<br />
llamas por encima de <strong>los</strong> tejados, como tres grandes fuegos fatuos. Creyó que había<br />
fuego y arreó al caballo. Su mujer no había visto nada, pero al entrar en el patio oyó<br />
distintamente, así como su marido, unos golpes precipitados, como el redoble de un<br />
tambor, en una puerta del Jardín.<br />
En la casa, la madre estaba muy emocionada porque tres veces, que correspondían a<br />
las llamas vistas por el hijo, había oído en la sala un ruido de sillas removidas. Había<br />
bajado y no había visto nada. Se hizo levantar a <strong>los</strong> criados para registrar las cuadras<br />
y no encontraron nada anormal.<br />
Solamente <strong>los</strong> dueños fueron impresionados, y cuando todo el mundo se acostó, el<br />
ruido de sillas volvió a empezar. Se reunieron de nuevo y como en el campo las<br />
tradiciones religiosas no han perdido su imperio, la madre y <strong>los</strong> hijos unieron sus<br />
oraciones por la pobre alma que había ido a visitarles, sin saber de quién se trataba.<br />
Por la mañana se supo que una prima nuestra que nos quería mucho había sido<br />
enterrada aquel día.<br />
Cinco personas percibieron, pues, esas sensaciones: el padre, de un carácter muy<br />
incrédulo, la madre, el hijo, la nuera y la hija soltera. <strong>Lo</strong>s Criados habitan otro cuerpo<br />
de edificio y no se les puede atribuir una parte en aquel<strong>los</strong> ruidos.<br />
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M. PASQUEL,<br />
calle de la Fontaine, Cosne (Nièvre).<br />
LIX. - Mi madre estaba a la cabecera de la suya enferma, y muy inquieta por no<br />
poder visitar a su vecina y amiga que se estaba muriendo.<br />
De repente, estando las puertas y las ventanas cerradas las cortinas de la cama se<br />
agitaron fuertemente separándose y uniéndose como si se abrazaran. Mi madre dijo<br />
en seguida: «Mira, hija mía, Josefina me dice adiós.» Mi madre bajó<br />
precipitadamente y la vecina acababa de expirar.<br />
MARIE OLLIVIER,<br />
Garcoult (Var).