Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
nuestro que habitaba aquella ciudad. Y lo más extraño es que tres días después del de<br />
la recepción de la carta el piano se puso de nuevo a tocar. Como la primera vez la<br />
noticia de una muerte nos llegó a <strong>los</strong> ocho días; una tía esta vez.<br />
El tío y la tía formaban una pareja perfectamente unida y habían guardado un gran<br />
cariño a sus parientes y a su país.<br />
Desde entonces, jamás el piano ha tocado solo.<br />
<strong>Lo</strong>s testigos del hecho le certificarán cuando se quiera. Habitamos en el campo, cerca<br />
de Neuchâtel (Suiza) y puedo asegurar que no tenemos nada de neuróticos.<br />
70<br />
ÉDOUARD PARIS,<br />
Pinot, cerca de Neuchâtel (Suiza).<br />
XXIV. - En enero de 1888 perdí a mi abuela, la cual llamó a sus hijos a su lecho de<br />
muerte para darles un supremo adiós. Todos estaban presentes menos una de mis tías<br />
que era y es aun religiosa en el Brasil. Mi abuela manifestó gran pena por no poder<br />
verla y mi madre fue encargada de enviar a la ausente la triste noticia. Dos meses<br />
después recibió una carta de la monja en la que ésta le contaba que una noche, al<br />
acostarse, había oído pasos alrededor de su cama. Se volvió y no vio nada; pero de<br />
repente la cortina se abrió y ella sintió como una mano que se apoya en la cama.<br />
Estaba sola en su celda y tenía luz. Su primer pensamiento fue que algún pariente<br />
suyo había muerto y se puso a rezar por su alma. Anotó el día y la hora y resultó que<br />
había tenido aquella visión precisamente en el día de la muerte de su madre.<br />
M. ODÉON,<br />
Institutriz en Saimnt-Genix-Guiers (Saboya).<br />
XXIV. - Mi padre daba hace tiempo ocupación a un individuo llamado Fautrac<br />
originario de Agneaux, cerca de Satint-Lô. Era el tal persona de excelente carácter,<br />
jovial y aficionado a dar chascos a <strong>los</strong> mozos del pueblo. Algunos recuerdan aun las<br />
partidas que él les jugó.<br />
Á pesar de esto todo el mundo le quería y le buscaba precisamente por su buen<br />
humor. El desgraciado, que había servido siete años en la infantería de marina, en el<br />
Senegal, había contraído las fiebres y no se había repuesto. La anemia le acarreó la<br />
tisis, y mi padre, que le quería mucho, lo cuidó en casa durante muchos meses, pero<br />
el mal hacía progresos y mi padre obtuvo su admisión en el hospital de Ganville.