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Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual

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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />

su pensamiento una gran tempestad y la enferma se puso en seguida a dar gritos de<br />

espanto y a agarrarse a <strong>los</strong> objetos que tenía a su alcance. Su voz, sus lágrimas y la<br />

expresión de su fisonomía indicaban un terror sin límites. Entonces el doctor, siempre<br />

con el pensamiento, redujo sucesivamente las ondas a sus límites naturales. El navío<br />

dejó de sufrir sus sacudidas y la calma renació en el espíritu de la sonámbula, aunque<br />

aún conservaba una respiración agitada y un temblor convulsivo en todos sus<br />

miembros. «No me lleve usted más al mar, exclamó después de unos instantes; he<br />

tenido mucho miedo... ¡Y ese miserable capitán que no me dejaba subir a1 puente!»<br />

Esa exclamación nos admiró tanto más, dice el doctor Grosnier, cuanto que yo no<br />

había pronunciado una sola palabra que pudiese indicar la prueba que tenía intención<br />

de hacer.<br />

El doctor Macario cuenta también el hecho siguiente:<br />

XXVII. - M. Recamier venía de Burdeos y atravesando en silla de posta una aldea, se<br />

rompió una rueda y hubo que ir a casa del carretero que vivía cerca de allí. Pero aquel<br />

hombre estaba enfermo y fue necesario ir a buscar otro de sus colegas del pueblo<br />

próximo. Esperando que se reparase el accidente, M. Recamier entró en casa del<br />

carretero enfermo y le hizo algunas preguntas sobre su enfermedad. El aldeano le<br />

respondió que estaba malo por la falta de sueño.<br />

«No puedo dormir, dijo, porque un calderero que vive al otro lado del pueblo y a<br />

quien había rehusado la mano de mi hija, me lo impide golpeando toda la noche en<br />

sus calderos.» El doctor se fue a ver al calderero y le dijo sin preámbu<strong>los</strong>:<br />

«¿Por qué golpeas toda la noche en <strong>los</strong> calderos?<br />

- ¡Pardiez! respondió; para no dejar dormir a Nicolás.<br />

- ¿Cómo puede oír Nicolás tus golpes viviendo a media legua de aquí?<br />

- i Oh! exclamó el calderero con aire malicioso; yo sé bien que <strong>los</strong> oye.»<br />

M. Recamier conjuró al aldeano a cesar en sus golpes, so pena de hacerle perseguir si<br />

moría el carretero. Aquella noche, éste durmió pacíficamente y pocos días después<br />

volvía a sus ocupaciones.<br />

En las consideraciones que acompañan al relato de este hecho, el doctor Recamier le<br />

atribuye al poder de la voluntad, cuya energía no se conoce todavía. El fenómeno no<br />

parecerá extraño a <strong>los</strong> que conocen el magnetismo.<br />

He aquí un hecho muy curioso que cuenta el doctor Bertrand:<br />

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