Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
pobre Olivier estaba todavía allí. Me aproximé entonces, anduve a través de la<br />
aparición y llegué a la puerta del cuarto:<br />
Al levantar el picaporte de la puerta me volví otra vez y la aparición volvió<br />
lentamente la cabeza hacia mí y me dirigió una mirada llena de angustia y de amor.<br />
Entonces observé por primera vez que tenía en la sien derecha una herida de la que<br />
surgía un hilo de sangre. La cara estaba pálida como la cera y transparente.<br />
Dejé mi cuarto y me fui al de un amigo, donde me eché en un sofá por el resto de la<br />
noche. A mi amigo le dije por qué había ido a su cuarto. También conté la aparición a<br />
otras personas y a mi padre, pero éste me mandó que no repitiera semejante disparate<br />
y sobre todo que no dijese nada a mi madre.<br />
El lunes siguiente se recibió una nota de sir Alejandro Milne anunciando que el<br />
Redan había sido tomado por asalto, pero sin dar detalles, y quince días después se<br />
supo toda la historia.<br />
El coronel del regimiento y otros oficiales que habían visto el cadáver me dijeron que<br />
el aspecto del cuerpo era el que yo había descrito. La herida estaba exactamente<br />
donde yo la había visto, pero nadie pudo decir si realmente había muerto en seguida.<br />
Su aparición en este caso debió efectuarse unas horas después de su muerte, pues yo<br />
le vi algo después de las dos de la madrugada.<br />
Á <strong>los</strong> pocos meses me enviaron un libro de oraciones y la carta que yo le había<br />
escrito, encontrados en un bolsillo interior de su uniforme. Todavía <strong>los</strong> conservo.<br />
El Reverendo F. Barker, antiguo rector de Cottentham, en Cambridge, ha<br />
firmado la siguiente relación:<br />
LXXXIV. - El 6 de diciembre de 1873, hacia las once de la noche acababa de<br />
acostarme y no estaba aún dormido cuando mi mujer se asustó porque yo había dado<br />
un profundo gemido. Me preguntó la causa y yo respondí: «Acabo de ver a mi tía,<br />
que ha venido, se ha puesto a mi lado, me ha dirigido su bondadosa y familiar sonrisa<br />
y ha desaparecido.»<br />
Una tía mía a la que yo quería mucho estaba por aquella época en la isla de la Madera<br />
por motivos de salud. Su sobrina, prima mía, estaba con ella. Yo no tenía razón<br />
alguna para suponer que estuviese enferma, pero la impresión que me hizo el hecho<br />
fue tan fuerte, que conté a mi familia y a mi madre lo que habla visto.<br />
Una semana después supimos que había muerto mi tía en aquélla misma noche y, si<br />
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