Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual
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LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />
Nuestros antepasados de las edades de piedra y de Bronce, que temblaban<br />
ante todas las fuerzas de la naturaleza que tenían que combatir, divinizaron<br />
esas fuerzas y llenaron <strong>los</strong> campos, <strong>los</strong> bosques, las fuentes <strong>los</strong> valles y las<br />
grutas de seres imaginarios cuyo recuerdo no ha desaparecido todavía por<br />
completo.<br />
Hay personas que siguen creyendo, como <strong>los</strong> romanos, que se pueden<br />
conjurar las tempestades. Hacia 1870 había en una aldea de <strong>los</strong> alrededores<br />
de Issoire (Puy-de-Dôme) un sacerdote que tenía la reputación de garantir<br />
su parroquia y de enviar el viento y el granizo a las regiones vecinas, para<br />
lo cual se colocaba en una ventana del campanario y hacía desde allí sus<br />
conjuros. El cura que le reemplazó a su muerte no tenía esa habilidad y<br />
sufrió <strong>los</strong> insultos y la animadversión del pueblo hasta el punto de tener<br />
que pedir al Obispo su traslado.<br />
Un antiguo marino que habitaba Tolón en 1885, tenía la reputación de<br />
hacer estallar una tormenta precisamente el día en que se iba en<br />
peregrinación a Nuestra Señora del Mayo, en la montaña de Sicié. Tan<br />
sinceramente se creía esto, que se le ocultaba con gran cuidado la fecha de<br />
la peregrinación.<br />
El 13 de Julio de 1899, cerca de Albertville (Saboya) el cura de Thinesol<br />
bendijo una nueva cruz, colocada con gran ceremonia a una altura de 1836<br />
metros sobre el nivel del mar, para reemplazar otra cruz que <strong>los</strong> habitantes<br />
de Seythevex habían quemado porque preservaba del granizo, con<br />
perjuicio suyo, al término vecino, de Mercury-Gemilly. Trescientas<br />
personas fueron a la ceremonia, bajo un ardiente sol.<br />
M. Bérenger-Féraud cuenta en su interesante libro Supersticiones y<br />
supervivencias que en ciertos sitios de la Provenza las mujeres tienen una<br />
receta infalible para curar la tos ferina a <strong>los</strong> niños, receta que consiste en<br />
pasar al paciente siete veces por debajo del vientre de un burro, yendo de<br />
derecha a izquierda y jamás de izquierda a derecha. En la aldea de Luc<br />
había un asno tan afamado para esas curas, que le llevaban <strong>los</strong> niños de<br />
Draguignan y hasta de Cannes, es decir desde más de sesenta kilómetros.<br />
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