14.06.2013 Views

Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual

Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual

Lo Desconocido y los Problemas Psíquicos - Luz Espiritual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

LO DESCONOCIDO Y LOS PROBLEMAS PSÍQUICOS por CAMILLE FLAMMARION ‐ http://www.espiritismo.es<br />

Me ocurren con frecuencia hechos de este género.<br />

183<br />

DOCTOR N.<br />

XIX. - En este orden de ideas, he aquí la única observación que yo he hecho. Tengo<br />

dos amigas en el extranjero que me escriben con frecuencia, pero no en épocas fijas.<br />

Cuando sueño con una de ellas es raro que el correo no me traiga carta de la que ha<br />

figurado en mi sueño. He comprobado el hecho muy frecuentemente. Además, el<br />

sueño es siempre precedido de un pensamiento más particular que puede acaso<br />

prepararle y explicarle.<br />

CL. CHARPOY,<br />

Tournus.<br />

XX. - Mi amiga íntima ha sufrido durante un día una angustia física intensa que<br />

ninguna causa conocida podía explicar, en el momento mismo en que yo era herido<br />

por una gran pena, sin que ella pudiera saber lo que pasaba. Yo estaba en Nimes y ella<br />

en Ginebra.<br />

CH. CHAMPURY,<br />

Ginebra.<br />

XXI. - He curado últimamente por el magnetismo a la mujer de un amigo mío, que<br />

sufría hacía mucho tiempo de una penosa enfermedad. El tratamiento duró unos seis<br />

meses y como sucede siempre en estos casos, entre el magnetizador y el sujeto, cayó<br />

bajo mi dependencia absoluta. Además de <strong>los</strong> fenómenos corrientes y conocidos del<br />

magnetismo, aquella mujer percibía, sin que yo quisiera, todas mis sensaciones, aun a<br />

distancia, y aquí no puede creerse que obraba la imaginación. Así me decía: «Ayer<br />

disputó usted a tal hora» o «Esta mañana estaba usted triste; ¿qué le sucedía?» En una<br />

palabra, comprobé que participaba de mis sensaciones a una gran distancia, a veces a<br />

10 kilómetros.<br />

Tuve también un enfermo al que hacía venir a mi casa a voluntad, para lo cual me<br />

bastaba pensarlo fuertemente. «¿Por qué, le dije un día, ha venido usted con este<br />

tiempo tan espantoso? - No sé, me respondió. De repente he tenido gana de ver a<br />

usted y aquí estoy.» ¿Dónde está en esto la imaginación?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!