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Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

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“He aquí a tu antigua enemiga, en quien juraste vengar la muerte de mi hermana. Te la entrego. ¿Qué<br />

quieres hacer de ella?”<br />

Pero la vencida conspiradora lanzó una mirada tan abyecta, que <strong>Alcione</strong> no pudo reprimir la cólera, y<br />

exclamó:<br />

“Bastante castigo tiene con su miseria y vencimiento. La perdono. <strong>De</strong>jadla libre”.<br />

Cayó entonces Alastor, bañada en lágrimas, a los pies de <strong>Alcione</strong>, diciendo:<br />

“Voy a morir, porque tomé un veneno al saber que iban a ponerme en tus manos, creída de que me<br />

hubieras atormentado por el mal que hice”.<br />

<strong>Alcione</strong> repuso:<br />

“No; puesto que estás arrepentida, no morirás”.<br />

Inmediatamente después dispuso <strong>Alcione</strong> que el médico de palacio administrara a Alastor un<br />

antídoto, y gracias a los cuidados que con ella tuvieron todos, se le pudo salvar la vida. <strong>De</strong>spués abrazó<br />

Alastor el estado religioso, en expiación de sus anteriores maldades.<br />

Heracles, ya muy viejo y achacoso, llegó un día a Tiraganga con la para <strong>Alcione</strong> terrible noticia de la<br />

muerte de su amantísimo primogénito. Díjole cuánto había querido a su discípulo, cuyos progresos en el<br />

orden, moral del desenvolvimiento interior fueron en extremo notables, hasta el punto de haber muerto<br />

heroicamente, defendiendo a su maestro contra unos salteadores. Aunque <strong>Alcione</strong> se había acostumbrado a<br />

la ausencia de su hijo, afligióle muy mucho la noticia de su muerte; pero dióle Heracles gran consuelo, al<br />

elogiar la nobleza de su conducta, su valor y devoción, aparte del buen karma que tal vida y tal muerte<br />

habían acumulado, sin duda, para su futuro adelantamiento.<br />

Heracles temía que las malas noticias de que era mensajero, le desconceptuasen a los ojos de <strong>Alcione</strong>;<br />

pero ésta se mostró más reverente que nunca, y suplicóle que se quedara a vivir en Tiraganga, para lo cual<br />

sugirió a su hijo, el rajá, la idea de conceder al santo varón un modesto acomodo en la ciudad, a lo que el<br />

rey accedió sin necesidad de mayores excitaciones, porque también tenía a Heracles en suma reverencia y<br />

estima. <strong>Alcione</strong> le visitaba diariamente y aprendía de él cosas de mucho provecho respecto a la educación<br />

de sus nietos, en que se ocupó durante los últimos años de su vida. El y la reina comprendieron cuanto<br />

debían al amor y prudencia de su madre, de modo que en el resto de sus días, la rodearon de solícitos<br />

cuidados y delicadas atenciones. Murió en paz en el riguroso invierno del año 4901, a los sesenta y nueve de<br />

su edad.<br />

Marte Mahârâjâ.<br />

PERSONAJES DRAMÁTICOS<br />

Mercurio Esposa: Olimpia. Hijos: Heracles, Neptuno, Clío.<br />

Urano Esposa: <strong>Alcione</strong>. Hijos: Helios, Héctor. Hija: Rigel.<br />

<strong>Alcione</strong> Padre: Siwa. Madre: Orfeo. Esposo: Urano. Hijos: Helios, Héctor. Hija: Rigel.<br />

Heracles Santo. Esposa: Géminis. Hijo: Mizar. Hija: Polar.<br />

Ceteo Primer antiguo rajá. Hijo: Cáncer.<br />

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