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Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

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El libro que Mercurio usaba no procedía de los arios, sino que era probablemente el original del<br />

Khatha Upanishad, y lo escribió en la ciudad de las Puertas de Oro un miembro de la Fraternidad.<br />

Formaba parte dicho libro de una copiosa colección, y durante siglos y siglos había sido transmitido de<br />

mano en mano. Sin embargo, la historia de Nachiketas no está relacionada con él. En el templo de que<br />

hemos hablado no había imágenes de ninguna clase. La religión no parece haber sido el sabeísmo, por lo<br />

menos exclusivamente, sino más bien la adoración de las potestades de la Naturaleza. Fuera del templo, y<br />

vuelto de frente a él, había un gran toro de piedra. El interior estaba dispuesto de un modo extraño, pues<br />

en vez de altar se bajaba por dos o tres peldaños a una especie de cripta o gran tarima cuadrada, con<br />

pavimento de hermosos ladrillos y una depresión central rodeada de verja. El pueblo arrojaba flores en<br />

aquella cavidad, en cuyo punto medio había una losa sagrada con varios signos, de los que nada podemos<br />

decir. En otro templo se veían, por el contrario, muchas imágenes colocadas en hornacinas en la pared<br />

posterior del templo. La gente entraba allí en traje distinto, y había sacerdotes, como no en el otro templo.<br />

<strong>Las</strong> imágenes estaban en posición de piernas cruzadas, sin más de dos brazos. Aquélla era, según cabe<br />

presumir, la antigua forma del jainismo, y las imágenes los Tirthankaras. Algunas imágenes estaban<br />

desnudas y otras vestían ropas cuya disposición abierta les daba carácter simbólico.<br />

En otro templo, situado mucho más al Norte, se adoraba a la Trimurti aunque no con los mismos<br />

nombres que después tuvo. En una cripta del templo había una gigantesca faz esculpida en la roca que<br />

representaba tres rostros en uno; pero en tal disposición, que sólo aparecía distintamente una cara al mirar<br />

la escultura. En el Sur de la India había también otro templo con una Trimurti. Hemos querido averiguar<br />

el significado de los nombres que se le daban, para inferir el concepto de los sacerdotes sobre ella, y<br />

hemos visto que unos sacerdotes consideraban la Trimurti como “Aquél cuya vida fluye a través de todo”,<br />

mientras que otros sostenían que las tres personas eran “El que abre las puertas, El que guía la corriente,<br />

El que cierra las puertas”. No vimos allí imagen alguna de las de múltiples brazos, que tan numerosas son<br />

en nuestros días.<br />

Los sacerdotes tenían firmes creencias acerca de un Lago de Luz, que también era Muerte, Vida y<br />

Amor. Toda corriente desaguaba en el Lago de Luz, fuese cual fuese su manantial. Asimismo se<br />

encuentran vestigios de la teoría, según la cual todo cuanto vemos es ilusión, y que el Lago de Luz es la<br />

única Realidad. “Vivimos en el Lago de Luz y no lo vemos. Nos consideramos aparte y, sin embargo,<br />

cada uno de nosotros es una gota del Lago”. Los sacerdotes excitaban continuamente al pueblo a que<br />

desechase la ilusión de los sentidos y a que reconociese la presencia real de AQUÉL tras de todas las cosas,<br />

así como que las formas separadas eran separadas gotas. <strong>De</strong>cían a este propósito. “Cuando las formas se<br />

desvanecen, todas vuelven a ser unas; y de nosotros mismos proviene toda turbación y tristeza”. Tenían<br />

una oración dedicada a los Señores de la Luz y cuya esencia es Luz.<br />

Todo cuanto acabamos de decir representa algo de lo que se enseñaba al pueblo; pero en el seno de<br />

la familia iba Mercurio más allá y exponía el verdadero significado de los símbolos con más amplia<br />

información acerca del Lago de Luz y de los Señores cuya esencia es Luz. Les hablaba de un Gran<br />

Maestro a quien podía invocarse por medio de plegarias y ceremonias, y cuya bendición caería sobre ellos<br />

si la impetraban ardientemente con pureza de corazón. Cuando le invocaban en sus asambleas siempre<br />

llegaba respuesta, y en dos ocasiones distintas se les apareció visiblemente. Este Ser superior es el que<br />

conocemos con el nombre de Mahâguru, y sus especiales relaciones con este grupo provenían de que en<br />

una vida anterior había sido el fundador de la religión del país, y como tal quería responder a<br />

determinadas invocaciones, debidamente hechas por sus verdaderos discípulos. El Maestro infundía en la<br />

mente de Mercurio la solución de los problemas y las respuestas a sus preguntas sobre materia religiosa, y<br />

una o dos veces dio consejos individuales.<br />

El sacerdote Mercurio estaba casado con Ulises, de cuyo matrimonio hubieron tres hijos: Cástor,<br />

Siwa y Tauro; y tres hijas: Dragón, Argos y Calipso. El amable trato de las familias y el común estudio de<br />

las cuestiones que más profundamente les interesaban prosiguieron en inalterable armonía por espacio de<br />

muchos años, hasta que en el de 21423 antes de J. C. sobrevino la primera escisión por haber confesado<br />

Orión, sus actos de magia negra a Mercurio y Sirio, con objeto de dedicarse a la vida ascética. Orión dejó<br />

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