31.10.2012 Views

Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

VIDA II<br />

Nacimiento Duración Muerte Intervalo<br />

Vida<br />

Lugar de<br />

No. Año Años Año Años Sexo Nacimiento Raza Subraza<br />

2 21759 17 21742 275 F India IV 6<br />

Nació nuevamente <strong>Alcione</strong> con cuerpo femenino el año 21759 antes de J.C., no lejos de donde hoy<br />

se asienta Chittagong. Fue hija de Brhaspati y Neptuno, quienes tuvieron otros tres hijos. El mayor,<br />

Urano, murió a los dieciocho años, y su hermana Mizar a los quince, de sobreparto. Quedó el hermano<br />

menor, a quien desde pequeñito enseñaron los sacerdotes del templo. El padre, Brhaspati, parece que era<br />

sacerdote y rey a la par de un pequeño reino. La Astrología desempeñaba importantísimo papel en las<br />

ideas religiosas de aquel tiempo, y así se puso especial cuidado en sacar el horóscopo de <strong>Alcione</strong> que,<br />

según la predicción, estaba destinada a casarse con Saturno, pariente lejano de la familia, de quien tendría<br />

un hijo de singular poderío y santidad.<br />

Predijo también el horóscopo que los primeros años de la vida de <strong>Alcione</strong> habían de ser una<br />

preparación a tan noble destino, por lo que, obedientes al mandato, la educaron los sacerdotes con la mira<br />

puesta en el indicado fin. La niñez de <strong>Alcione</strong> fue en extremo dichosa. La vemos hecha ya una linda y<br />

graciosa niña, de abundante y nudosa cabellera recogida en la nuca y sujeta, según la moda de aquel<br />

tiempo, con broches de oro esmaltados de diamantes que, por su tamaño y luces, centelleaban como<br />

estrellas en la negrura del cabello. Todos los días peinaban cuidadosamente a <strong>Alcione</strong>, la lavaban la<br />

cabellera y se la ungían con aceite magnetizado, que según fama estimulaba las facultades intelectuales.<br />

Cuidadosamente se la evitaba toda clase de molestias y disgustos, y su único pesar era la muerte de su<br />

hermano mayor, Urano, a quien profundamente amaba.<br />

A los quince años casó con Saturno, celebrándose la ceremonia con gran pompa, y al cabo del año<br />

dio a luz un hermoso niño (Surya). Celebróse regocijadamente tan fausto acontecimiento, y los padres se<br />

entregaron con extrema solicitud al cuidado del hijo. <strong>Alcione</strong>, que era muy sensible e impresionable, soñó<br />

en el último mes de su embarazo que una refulgente estrella, desprendida del cielo, se infundía en sus<br />

entrañas. Este sueño fue causa de que se la tuviese por santa; además, vio clara y conscientemente la<br />

presencia del Ego encarnado en su seno.<br />

Todo parecía prometer a <strong>Alcione</strong> larga y dichosa vida en las más favorables condiciones; pero tan<br />

halagüeñas esperanzas quedaron muy luego desvanecidas, pues <strong>Alcione</strong> murió a los diecisiete años de<br />

edad, a consecuencia de un accidente en que, por salvar la vida de su hijo, sacrificó voluntariamente la<br />

suya propia. El hecho ocurrió como sigue:<br />

La casa de <strong>Alcione</strong> formaba parte de una manzana edificada alrededor de una plaza sita en el mismo<br />

recinto del real palacio. Una esclava, que estaba mudando el agua de una redoma de peces de colores, fue<br />

a ocuparse, por orden de los de la casa, en otras faenas domésticas y dejó la redoma sobre la mesa,<br />

expuesta de lleno, a los rayos del sol. El vidrio de la redoma hizo oficio de lente, y refractando los rayos<br />

solares, prendió fuego a la madera, finamente decorada, de que por completo estaba construida la casa, y<br />

pronto quedó ésta convertida en una hoguera. Hallábase <strong>Alcione</strong> a la sazón algo distante de la casa, y al<br />

ver que las criadas salían gritando despavoridas, corrió veloz como una cierva hacia la casa, en uno de<br />

cuyos aposentos del piso alto había dejado el aya (Persona encargada de criar a un niño) al niño, mientras<br />

iba a despachar una diligencia, confiándolo a las sirvientas; pero éstas habían huido, locas de terror, sin<br />

acordarse del niño; y el aya, que por su parte volvía a buscarlo, retrocedió espantada ante la escalera<br />

envuelta en llamas, exclamando con las manos retorcidas:<br />

“¡El niño!... ¡El niño!”, sin atreverse a desafiar las encendidas lenguas que cerraban el paso.<br />

Entonces preguntó <strong>Alcione</strong> anhelosa: “¿En dónde está mi hijo?”, y como el aya señalase hacia arriba con<br />

desgarradores gritos, precipitóse la madre entre las llamas, trepando desesperadamente por los abrasados<br />

peldaños, cuyos restos apenas daban asiento al pie, deslizándose por los boquetes abiertos por el fuego,<br />

25

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!