31.10.2012 Views

Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

un imperio con cincuenta reyezuelos tributarios. Al cabo de cuarenta años de su partida, cuando ya tenía<br />

setenta de edad, llegó a Bengala, en donde ya Marte había establecido su reino.<br />

Unos dieciséis años antes pudo Vulcano reunir sus fuerzas con las de Marte, después de atravesar el<br />

Tíbet y el Bhutan. En 15953 invadió el país de Assam en donde ya se hallaba establecido cuando Corona<br />

llegó en 15952. Sin embargo, como el héroe de nuestras historias, que en la presente es heroína, estaba<br />

con Marte, hemos de contraernos a las vicisitudes de su hueste.<br />

Al salir del Asia central, encaminóse Marte hacia la gran cordillera del Tíbet, adonde llegó al cabo<br />

de cuatro años de viaje, y tras otro de descanso, para que repusieran fuerzas los individuos débiles de su<br />

hueste antes de emprender la fatigosa marcha por las montañas de Nepal. Por este tiempo nació Cástor, y<br />

diariamente había ejercicios atléticos de toda clase para la educación física de los niños de la caravana.<br />

Júpiter dirigía estos deportes, y entre los muchachos, a quiénes formó en grupos para simular funciones<br />

de guerra en sus juegos, descollaban sus primos Leo, Vajra y Selene, y sus hermanos Albireo y Alcor.<br />

Distinguíase Vajra por su ardor juvenil, infatigable actividad y atolondrado atrevimiento. En cuanto a<br />

<strong>Alcione</strong>, que a la sazón tenía de siete a ocho años; era una muchacha soñadora, pensativa y pacífica, más<br />

apta para el dulce sosiego del hogar, que para las vicisitudes de la vida errática. Cantaba para sí sola las<br />

canciones religiosas del pueblo, y se sumía en visiones mientras cantaba.<br />

Cinco años después de su salida de Mañoa, reanudó el ejército la marcha, en querencia de montañas<br />

que se extienden entre el Tíbet y el Nepal, con intento de seguir el curso de un torrente cuyas aguas<br />

tendían al Sudeste; pero muy a menudo se vieron precisados a bordear infranqueables gargantas y<br />

espumosos remolinos abiertos entre las escarpaduras de la roca.<br />

Tuvieron ligeras escaramuzas con las tribus montaneras, pero ningún combate serio hasta dos años<br />

más tarde, al acercarse al Nepal, en donde Marte hubo de dividir su ejército, dejando la mitad al mando de<br />

Mercurio, para defender el vasto campo atrincherado, mientras él se dirigía con la otra mitad a someter<br />

una parte del país, al objeto de abrir paso a la hueste. Llevóse Marte consigo a su Júpiter y lo más florido<br />

del ejército, excepto a Vajra, que se quedó con su padre, Mercurio, para sufrir los rigores de la disciplina<br />

militar y robustecer de este modo la virtud de obediencia. Los enemigos intentaron atacar el campamento<br />

durante la ausencia de Marte; pero rechazóles Mercurio sin gran dificultad y con pocas pérdidas.<br />

Simpático y conmovedor espectáculo era el de Mercurio, sentado junto a su esposa y cuñada, con<br />

<strong>Alcione</strong> apoyada en su pecho, y la niña Capricornio, amiga predilecta de Heracles, sobre las rodillas,<br />

refiriéndoles historias de Surya y el Mahâguru, y algunas veces les decía en voz baja algo referente a los<br />

grandes Kumâras, a quienes todos habían visto antes de salir de Mañoa. La niña Heracles era muy<br />

vivaracha, y su ardiente mirada se extendía por el campamento mientras Mercurio hablaba, contrastando<br />

su actitud con la circunspecta y sobria de Capricornio. También Osiris, Urano y Virâj escuchaban con<br />

vivo interés, al paso que Ulises compartía con Heracles la afición a distraer la vista.<br />

Dos años después regresó Marte de su correría, con gran contento de todos, después de haber<br />

asegurado el paso de su gente, parte por la fuerza de las armas, parte por las mañas y artes de la<br />

diplomacia; y la caravana en peso prosiguió la marcha de allí a dos meses, al empezar el verano. Aquel<br />

invierno acamparon cerca de la frontera del Nepal, y en el verano siguiente se pusieron nuevamente en<br />

camino, y así continuaron marchando en invierno y acampando en verano, durante los cuatro años que<br />

tardaron en llegar a la India.<br />

Entretanto habían crecido Heracles y <strong>Alcione</strong> en la gracia y hermosura heredadas de sus padres.<br />

Contaba entonces Heracles dieciocho años y <strong>Alcione</strong> dieciséis. Proyectaba Marte casar a su sobrina<br />

predilecta Heracles con su hijo mayor, mientras que los dulces modales y lindos ojos de <strong>Alcione</strong> habían<br />

ya rendido el corazón de Albireo, compañero de armas de Júpiter, y la grave Capricornio era el ideal de<br />

Alcor, cuyo levantisco temperamento hallaba descanso y refrigerio en el gentil continente de la joven. <strong>Las</strong><br />

tres parejas contrajeron matrimonio antes de que el ejército dejase sus cuarteles de invierno el año 15979.<br />

71

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!