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Las Ultimas Treinta Vidas De Alcione (C. W. Leadbeater)

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VIDA XI<br />

Nacimiento Duración Muerte Intervalo<br />

Vida<br />

Lugar de<br />

No. Año Años Año Años Sexo Nacimiento Raza Subraza<br />

11 15402 79 15323 772 F India V 1<br />

Recordaremos que en la novena vida de esta serie predijo Surya la trágica muerte con que terminó<br />

la décima, así como también las grandes pruebas y dificultades que habían de surgir en las siguientes. Por<br />

otra parte prometió Surya que la noble sobrellevación de las pruebas y el valeroso vencimiento de las<br />

dificultades daría por resultado el definitivo progreso de <strong>Alcione</strong>. Verdaderamente, aparte de este caso<br />

particular, es regla general que cuando el hombre se acerca a la entrada del Sendero ha de pasar unas<br />

cuantas vidas de sufrimiento en desfavorables condiciones.<br />

Sucede así por dos razones: Primero, porque todos los residuos del mal Karma han de eliminarse lo<br />

más rápidamente posible, a fin de que no le embaracen cuando más tarde haya de hacer el esfuerzo final.<br />

Segundo, porque ha de vencer los vicios que todavía le afean, con objeto de adquirir las virtudes opuestas,<br />

de suerte que el camino se presente libre y desembarazado de todo obstáculo.<br />

En las vidas precedentes tuvo nuestro héroe el privilegio de estar en contacto y parentesco con<br />

personajes que ya son Maestros de Sabiduría, y que entonces fueron fortaleciendo el carácter de <strong>Alcione</strong><br />

con el precepto y el ejemplo. En la vida que vamos a relatar, nace <strong>Alcione</strong> en grosero y maligno<br />

ambiente, privado de la presencia de las evolucionadas Entidades, con el evidente designio de agotar así<br />

el mal Karma, y darle con ello oportunidad de demostrar si posee la suficiente energía interna e intuición<br />

bastante para desprenderse de tradicionales herencias, apoyadas por la fuerza de la autoridad religiosa y<br />

paterna, de inmemoriales costumbres y de personales pasiones.<br />

Nació <strong>Alcione</strong> esta vez con cuerpo femenino el año 15402 antes de J. C., en Râhana, ciudad del<br />

distrito Ondh, de la India. Su padre, Ceteo, era sacerdote de una religión sobre cuya índole parece que se<br />

guarda mucho misterio, si bien sabemos que, a pesar de ser Ceteo de raza aria, su religión era<br />

seguramente aborigen por demasiado artificiosa y bárbara para los placenteros corazones arios. Tal vez<br />

fuese aquella religión la semilla del culto de Kali, más tarde establecido, pues consistía principalmente en<br />

tenebrosos ritos de una divinidad femenina sedienta de sangre. El culto exotérico de esta religión era<br />

atolondradamente alegre, pero el esotérico estaba ensombrecido por tintes de tristeza y temor. Se<br />

celebraban misteriosas ceremonias, que sólo podían presenciar los iniciados, en las cuales se practicaban<br />

licenciosamente las más horribles abominaciones de magia negra. La mayor parte de estas ceremonias se<br />

llevaban a cabo en lenguaje no comprendido del pueblo, si bien se recitaban en sánscrito algunas preces.<br />

El padre de <strong>Alcione</strong> era digno sacerdote de semejante culto por su carácter adusto, reservado y<br />

sombrío, pero, no obstante, ejercía muchísima influencia en todo el país. Afirmaban las gentes que, a<br />

copia de sacrificios y austeridades, había adquirido Ceteo no escasos poderes que por muchos y varios<br />

procedimientos empleaba en el mal. La madre de <strong>Alcione</strong>, llamada Cáncer, aunque no de humor áspero,<br />

estaba poseída de terror y ansiedad que sin querer comunicaba a su hija, quien por ello vivía en continuo<br />

sobresalto y relajamiento, pues si bien nadie la maltrataba ni tampoco veía los horrores perpetrados en las<br />

ceremonias esotéricas, el sombrío terror de éstas reaccionaba sobre ella y la henchía de vagos temores.<br />

Creció <strong>Alcione</strong> descuidada en educación, y nada de particular le ocurrió en sus primeros años, hasta<br />

que, al cumplir dieciséis, se enamoró de un apuesto y desenfadado joven, cuyo nombre era Pólux, quien,<br />

por su parte, correspondió con el mismo sentimiento. <strong>Alcione</strong> estaba demasiado sujeta a las terroríficas<br />

influencias familiares para declarar su padre el amor que Pólux le inspiraba, y así tuvo secretas y<br />

frecuentes entrevistas con su novio hasta intimar algo más de lo que la doncellez consentía. <strong>Alcione</strong> instó<br />

entonces a Pólux para concertar la boda cuanto antes, pero al verse apremiado, declaró el joven que el<br />

matrimonio era imposible, no tan sólo por profesar él distinta religión, sino por la hereditaria enemistad<br />

que desde generaciones atrás separaba a su familia de la de <strong>Alcione</strong>.<br />

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