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HABLA EL ANTIGUO TESTAMENTO - OpenDrive

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El cautiverio del rey Joaquín no impidió a los ciudadanos de Judá lo mismo que a los<br />

exiliados, de considerarle como su legítimo rey. Cerámica estampada excavada en la antigua<br />

Debir y Bet-semgs en 1928-1930, indican que el pueblo conservaba sus propiedades en el<br />

nombre de Joaquín, incluso durante el reino de Sedequías. 340 Textos cuneiformes descubiertos en<br />

Babilonia, se refieren, a Joaquín como el rey de Judá. 341 Cuando Jerusalén fue destruida más<br />

tarde, los hijos de Joaquín, tuvieron raciones asignadas bajo supervisión real, y con todo, los<br />

hijos da Sedequías fueron todos muertos. Aunque Jerusalén retuvo una semblanza de gobierno<br />

por otros once años, la cautividad del 597 tuvo un devastador efecto sobre Judá.<br />

En el 586 el país sufrió el brote de otra nueva invasión, con más drásticos resultados.<br />

Jerusalén con su templo fue destruida. Judá dejó de existir como estado nacional. Con Jerusalén<br />

en ruinas, la capital fue abandonada por las gentes que permanecieron en el país. Bajo el<br />

liderazgo de Gedalías, que había sido nombrado gobernador de Judá por Nabucodonosor, el<br />

remanente regresó a Mizpa (II Reyes 24:2; Jer. 40:14). A los pocos meses, Gedalías fue<br />

asesinado por Ismael y el desalentado grupo de los que quedaban, emigró a Egipto. Por aquel<br />

camino polvoriento caminó con ellos Jeremías, el profeta.<br />

Una cuarta deportación se menciona en Jeremías 52:30. Josefo 342 informa que fueron<br />

tomados cautivos más judíos y llevados a Babilonia en el 582 a. C., cuando Nabucodonosor<br />

subyugó a Egipto.<br />

De acuerdo con Beroso, las colonias judías recibieron adecuado establecimiento por toda<br />

Babilonia, según lo prescrito por Nabucodonosor. El río Quebar, cerca del cual el profeta<br />

Ezequiel tuvo su primera visión y su llamada profética (Ezeq. 1:1) ha sido identificado como el<br />

Nari Kabari, el canal existente cerca de Babilonia. 343 Tel-abib (Ezeq. 3:15), otro centro de<br />

cautividad, presumiblemente estaba en la misma vecindad.<br />

Nabucodonosor dedicó su interés a embellecer la ciudad de Babilonia, hasta tal extremo,<br />

que los griegos reconocieron en ella una de las maravillas del mundo antiguo. No hay razón para<br />

dudar que los judíos cautivos fueron asignados a los trabajos de la gran capital. 344 Los textos<br />

Weidner mencionan nombres judíos junto a aquellos diestros trabajadores procedentes de otros<br />

estados que fueron utilizados por Nabucodonosor en una empresa de éxito al intentar hacer de su<br />

capital la más impresionante que cualquiera de que las que se habían visto en Asiría. 345 En esta<br />

forma, el rey babilonio hizo un inteligente uso de los artesanos, especialistas y trabajadores<br />

hábiles y diestros, capturados en Jerusalén.<br />

Los alrededores de Babilonia pudieron, al principio, haber sido el centro de los<br />

establecimientos judíos; pero los cautivos se extendieron por todo el imperio, al concedérseles<br />

más libertad por los babilonios y, más tarde, por los persas.<br />

Las excavaciones en Nipur mostraron tablillas conteniendo nombres comunes al registro de<br />

Esdras y Nehemías, indicando que una colonia judía existía allí en el exilio. 346 Nipur, a 97 kms.<br />

al sudeste de Babilonia, continuó como una comunidad judía hasta su destrucción<br />

340 W. F. Albright, «The Seal of Eliakim and the Latest Pre-Exilic History of Juduh», Journal of Bíblica!<br />

Literature, 51 (1932).<br />

341 E. F. Weidner, «Jejachin-Koníg ton Judá in babylonischen Keihchrijtextenii, Mr-langes Syríens offerts<br />

á Momieur Rene Dussaud, U (1939), 923-935. Ver también D. Winton 1 liornas, op. cil., pp. 84-86.<br />

342 Antiquities, x, 9, 1.<br />

343 H. V. Hilprecht, Explorations of Bible Lanas (Edimburgh, 1903), p. 412.<br />

344 Whitley, op. cit., pp. 66 y ss.<br />

345 Pritchard, op. cil. (2. a ed., Princeton, 1955), p. 308.<br />

346 H. V. Hilprecht y A. T. Clay, Babylonian Expedition of the Universily of Pennsyl-vania. Serie A., Vols. 9-<br />

10 (1898-1904).<br />

199

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