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Daniel Libreros Caicedo | Diego Carrero Barón<br />
La financiarización significa una nueva fase en la acumulación de capital en la que los intermediarios<br />
financieros (principalmente los llamados inversionistas institucionales) han logrado el control<br />
sobre la producción y distribución de la riqueza en los mercados de capitales 1 . Este enorme poder<br />
de decisión económica fue el resultado de un proceso en el que se combinaron decisiones políticas<br />
imperiales con cambios en los mercados de capitales. Así, si bien la gestión neoliberal de la crisis<br />
desplazó los “excedentes” de capitales de las empresas a las finanzas, la consolidación de la misma<br />
no hubiera sido posible sin la desregulación del mercado internacional de capitales impuesta desde<br />
los inicios de la década del setenta por las autoridades monetarias norteamericanas. Peter Gowan<br />
(1999) ha resaltado el hecho de que estas decisiones obedecieron a la convicción del gobierno de<br />
Nixon de que un sistema financiero desregulado preservaría la hegemonía estadounidense en las<br />
finanzas internacionales, compensando las fragilidades económicas que empezaba a desnudar en<br />
la competencia interimperialista. Entonces, como lo señala Gowan, el fundamento imperial estadounidense<br />
fue desplazándose del dominio directo sobre los Estados a otra forma de dominación<br />
soportada en el mercado. Analizada desde esta perspectiva, la eliminación de la paridad dólar/oro<br />
pactada en Bretton Woods, significó para los sectores hegemónicos norteamericanos obtener el<br />
derecho al señoreaje monetario del dólar 2 . Esta decisión política dejó atrás, al mismo tiempo, el régimen<br />
de tasas de cambio fijas, permitiéndole a Estados Unidos modificar unilateralmente la tasa<br />
de cambio conforme a las exigencias de la gestión de la crisis de inicios de la década del setenta.<br />
Poco tiempo después, el mismo gobierno de Nixon consiguió la eliminación internacional del<br />
control de capitales para poder canalizar el reciclaje de petrodólares obtenidos por los países de la<br />
OPEP en la banca privada controlada mayoritariamente por los intermediarios financieros de ese<br />
país. Los gobiernos europeos y de Japón se opusieron, proponiendo a cambio que esos excedentes<br />
ingresaran al FMI. Entonces, Estados Unidos utilizó el poder político que ostentaba sobre el medio<br />
oriente para conseguir su objetivo 3 .<br />
En medio de las discusiones las autoridades monetarias norteamericanas eliminaron el control de<br />
capitales en su país obligando al resto del mundo a que hiciera lo propio, debilitando al máximo<br />
1 Este control remite a la caracterización de “Acumulación financiera” entendida como “la centralización<br />
en las instituciones financieras de las ganancias industriales no reinvertidas y de los<br />
ingresos no consumidos, que estas instituciones están encargadas de valorizar bajo la forma de<br />
inversiones en activos financieros –divisas, obligaciones y acciones– y que se obtienen de la producción<br />
de bienes y servicios.” (Chesnais François, 2004).<br />
2 “Entendido como los privilegios monetarios que esta posición reporta: esto se pueden resumir<br />
diciendo que Estados Unidos nos enfrenta el mismo tipo de restricción externa que pesa sobre<br />
los demás países. Puede gastar mucho más en el exterior de lo que allí gana. Así puede establecer<br />
costosas bases militares en el exterior sin la recesión que imponen las divisas; sus corporaciones<br />
multinacionales pueden adquirir otras compañías en el extranjero o involucrarse en otra<br />
forma de inversión en el exterior sin sufrir constricción de pagos; los capitales estadounidenses<br />
que operan en los mercados financieros pueden destinar grandes flujos de fondos a la inversión<br />
en cartera (comprando títulos) similarmente.” (Gowan, 1999: 38).<br />
3 Gowan (1999) muestra cómo la propia subida de los precios de los hidrocarburos fue consecuencia<br />
de una presión política estadounidense sobre los países petroleros. Esta asociación entre<br />
poder económico y poder político opera desde los inicios del imperialismo financiero.<br />
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