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La nueva morfología del trabajo y sus principales tendencias<br />

Tratar de esta cuestión nos obliga a un análisis crítico de quienes han defendido la desmedida del<br />

valor-trabajo. A ello dedicaremos el último punto del presente artículo.<br />

Trabajo, materialidad, inmaterialidad y valor<br />

André Gorz, autor responsable de una vasta y conocida obra, se ha ali neado con los autores que defienden<br />

la “intangibilidad del valor”. Según él, el trabajo de carácter predominantemente inmaterial<br />

ya no se podría medir con los patrones y normas preestablecidas y vigentes en fases anteriores (Gorz,<br />

2005: 18). A diferencia del autómata –modalidad de trabajo propio de la era de la máquina de matriz<br />

tayloriano-fordista–, Gorz afirma que los<br />

[…] trabajadores posfordistas deben entrar en el proceso de producción con todo<br />

el bagaje cultural que han adquirido en los juegos, los deportes de equipo, en las<br />

luchas y disputas, en las actividades musicales, teatrales, etc. En esas actividades<br />

fuera del trabajo, desarrollan su vivacidad, su capacidad de improvisación, de cooperación.<br />

Es su saber vernáculo el que la empresa posfordista pone a trabajar y<br />

explota (Gorz, 2005: 19).<br />

Según este autor, por tanto, el saber se habría convertido en la más importante fuente de creación<br />

de valor, pues está en la base de la innova ción, de la comunicación y de la auto-organización creativa y<br />

continua mente renovada. Así, el “trabajo del saber vivo no produce nada mate rialmente palpable. Es<br />

–sobre todo, en la economía de la red– el trabajo del sujeto cuya actividad consiste en producirse a sí<br />

mismo” (Gorz, 2005: 20; la cursiva es mía). Surge así la tesis de la intangibilidad del valor-trabajo:<br />

El conocimiento, a diferencia del trabajo social general, no se puede tradu cir ni<br />

medir en simples unidades abstractas. No cabe reducirlo a una cantidad de trabajo<br />

abstracto de la que sea equivalente el resultado o el producto. Cu bre y designa una<br />

gran diversidad de capacidades heterogéneas, es decir, sin medida común, entre las<br />

cuales el juicio, la intuición, el sentido estético, el nivel de formación y de información,<br />

la facultad de aprender o de adaptarse a situaciones imprevistas; capacidades<br />

ellas mismas operadas por actividades heterogéneas, que van del cálculo matemático<br />

a la retórica y al arte de con vencer al interlocutor, de la investigación técnicocientífica<br />

a la invención de normas estéticas (Gorz, 2005: 29).<br />

Su defensa de esta tesis queda así clarificada:<br />

La heterogeneidad de las actividades del trabajo denominadas “cognitivas”, de los<br />

productos inmateriales que crean y de las capacidades y saberes que implican, hace<br />

inmensurables tanto el valor de las fuerzas del trabajo como el de sus productos.<br />

Las escalas de evaluación del trabajo se vuelven contra dictorias. La imposibilidad de<br />

establecer un patrón estándar para todos los parámetros de las prestaciones demandadas<br />

se traduce en vanos intentos por cuantificar su dimensión cualitativa y en la<br />

definición de normas de rendi miento calculadas casi al segundo, que no expresan la<br />

calidad “comunicacio nal” del servicio exigido por otros (Gorz, 2005: 29).<br />

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