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Napoleón Saltos Galarza<br />
La lógica del capital<br />
La lógica del capital rebasa los intentos progresistas: “hasta los políticos radicales y revolucionarios<br />
buscan la raíz del mal mismo no en la naturaleza esencial del Estado, sino en una forma de Estado<br />
definida, que ellos desean reemplazar por una forma de Estado diferente. Desde el punto de vista político,<br />
el Estado y el sistema de sociedad no son dos cosas distintas. El Estado es el sistema de sociedad”<br />
(Marx, 2009; 197; citado en Mészáros, 2012).<br />
Podríamos ampliar: hasta los políticos radicales y revolucionarios buscan la raíz del mal mismo no<br />
en la naturaleza esencial del capital, sino en una forma de capital definida, que ellos desean reemplazar<br />
por una forma de capital diferente.<br />
El debate parecería quedarse en la sustitución del capital especulativo-financiero, por el capital productivo,<br />
o en la disyuntiva entre el libre mercado y la intervención del Estado… capitalista; entre<br />
Freedman y Keynes, sin sitio para Marx. La crítica de la austeridad desde la visión del crecimiento,<br />
como lo hizo Hollande durante la campaña, para volver a las redes de la austeridad impuesta por<br />
la troika (BCE, FMI, Transnacionales), una vez en el poder. Y más allá, en las búsquedas de los<br />
gobiernos “progresistas”, desde arriba, la razón débil de la redistribución de la renta, ante la fuerza<br />
de la razón del capital.<br />
Empero, las voces desde abajo anuncian nuevas posibilidades. La resistencia antisistémica se incuba<br />
precisamente en los intersticios del modelo rentista: en la lucha contra el extractivismo; en la defensa<br />
del agua y de la vida ante la gran minería y las grandes centrales hidroeléctricas; en la defensa de la<br />
biodiversidad ante la ampliación de las fronteras mineras y petroleras; en la renovada lucha por la<br />
reforma agraria y la soberanía alimentariaante la invasión de los transgénicos y el dominio de las<br />
transnacionales de los agronegocios. Es una lucha compleja, pues en este terreno el bloque popular<br />
emergente no se enfrenta sólo al capital financiero-rentista global, sino que se abren contradicciones<br />
con los gobiernos “progresistas”, como en el TIPNIS en Bolivia, o en Kimsacocha en Ecuador.<br />
Ya no es Europa-Occidente la que abre el camino:<br />
Ahora asistimos a un estancamiento de Europa. Huyamos, compañeros, de ese<br />
movimiento inmóvil en que la dialéctica se ha transformado poco a poco en lógica<br />
del equilibrio. Hay que reformular el problema del hombre. Hay que reformular el<br />
problema de la realidad cerebral, de la masa cerebral de toda la humanidad cuyas<br />
conexiones hay que multiplicar, cuyas redes hay que diversificar y cuyos mensajes<br />
hay que rehumanizar (Fanon, 1983).<br />
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