Vázquez Núñez G., Manual de historia de la Orden de ... - OdeMIH

- 194 —ta contra los cuestores y sus abusos era generalen la Iglesia. Sin embargo, vuelven a apareceren nuestros documentos, aunque limitados alugar o parroquia, donde a veces eran como tesorerosde la Cofradía de la Merced.Las limosnas debían presentarse anualmenteal Capítulo general o provincial, cuyo funcion a-miento era igual que en la época anterior, salvoen un detalle: la elección de los cuatro definid o-res no la hacía el Maestro con asentimiento detodo el Capítulo, sino con los cuatro definidoressalientes, pues el Padre Albert había concebidohorror a las votaciones numerosas. Sólo en elnombramiento de elector general tomaban partetodos los votos de la provincia respectiva.He aquí lo que las Constituciones nuevasdisponen acerca del Capítulo: «Establecemos quetodos los arios en cada uno de los capítulos provinciales,tanto de la provincia de Cataluñacomo de toda España, hecha la recomendaciffilde los vivos, inmediatamente antes de procedera otra cosa, el Maestro de la Orden, o su Vicari°2si el Maestro estuviere ausente, con los cuatrodefinidores del capítulo del ario próximo pasado,se retraiga a un lado, y separadamente en lugarsecreto elijan en definidores del presente Capitlo a cuatro de los frailes presentes en él entrelos más discretos e idóneos, y no de los mismossalientes».Los nuevos con el General nombraban proa"radores encargados de proveer lo necesario, recibiendode cada uno de los presentes una dobl3- 195 —de oro, o veinte sueldos barceloneses, conformeal uso primitivo de la Orden.«Nombrados estos Procuradores, cada uno del Os Comendadores ponga a los pies del Maestroel sello y el título o procuración de su encomienda, estando sentados los definidores, dos a la derechay otros dos a la izquierda del Maestro. Ydepuestos ya los sellos y las encomiendas, cadalino dé cuenta de la encomienda que había tenido, ordenada y detalladamente.», Claro es, que esta cuenta se refería particu-'anuente a las limosnas de la redención y, conf°rniea las Constituciones primeras, debían darPor escrito nota del dinero que hubieran prestadoID tomado a crédito, y de cualquier manda quehubieran recibido por razón de algún cautivo particular, a fin de que esta cantidad sea entregadaal fraile que vaya a aquella tierra en donde estasnlandas deben cumplirse.Generalmente al recibir una limosna paraeau tivos determinados, la Orden se obligaba adevolverla si el cautivo no aparecía o era impo-'sible redimirlo, y si la limosna perecía por serasal tados o muertos los redentores, la Merced seObligaba a devolverla con hipoteca de todos susbienes . La condición era dura, pero inevitable,nuestra Orden, como la trinitaria, pasó a causacle ella trances amarguísimos, viéndose obligadaai vender sus bienes, después de haber perdido aosredentores, cautivados o muertos por losPiratas.Cuando el Capitulo era general, o sea cada