Vázquez Núñez G., Manual de historia de la Orden de ... - OdeMIH

— 54 —en todo tiempo, si menester fuere, a poner su vidacomo Cristo la puso por nosotros.Quien de tal modo enseñó a los demás lacaridad, brillará como estrella en perpetuas eternidades.Los historiadores de la civilización cristianale consideran con razón como una de lasmayores glorias de la Iglesia. «En los varios institutosreligiosos, dice Balmes, que bajo distintasformas se han visto desde el principio de la Iglesia,hemos tenido ocasión de observar cosas altamentedignas de asombrar al filósofo como alcristiano; pero dudo mucho que en la historia deesos institutos pueda encontrarse nada más hermoso,más interesante, más tierno que el cuadroque nos ofrecen las Ordenes redentoras. ¡Quésímbolo más bello de la religión protegiendo aldesgraciado! ¡Qué emblema más sublime de laredención consumada en el augusto Madero,extendiéndose a la, redención de la cautividadterrena, que las visiones que precedieron a lafundación de estos santos institutos! Dirán algunosque esas apariciones no eran más que purailusión; ¡ilusiones dichosas, replicaremos nosotros,que así conducen al consuelo de la humanidad!»(1).No hay que imaginar, sin embargo, que lasredenciones llevadas a cabo por el Santo fueronde quinientos cautivos como las que se hicieronen el siglo XVI y siguientes. La pobreza de los(1) El Protestantismo comparado con el Catolicismo,cap. XLIV.— 55 —Pueblos cristianos era grande y la moneda escasísima,de modo que las limosnas eran casi todasen especie, lo que dificultaba enormemente sutransporte de un lugar a otro. El dinero estabacasi todo en poder de los judíos, que exigían porél intereses fabulosos. Véase adelante el privilegiode Enrique II de Castilla concedido en 1373a los rnercedarios, donde se pintan admirablementelas dificultades con que tropezaban losredentores. Lo que allí se dice del siglo XIV esaplicable en gran parte al anterior.Más que el número de redimidos importabaquizá el consuelo que los redentores llevaban alos cautivos, haciendo brillar en sus ojos un rayode esperanzas y demostrándoles que el pueblocristiano no los tenía olvidados. Durante los primerosaños del siglo XIII, la redención fué particularmentepenosa, por estar las potencias cristianas en continua guerra con los musulmanes dela Península y de Afriea. Don Jaime concertó elPrimer tratado de paz con el rey de Túnez en1240 (1).Antes de abandonar la tierra San Pedro Nolasco, tuvo el consuelo de ver su obra consolidaday protegida por Inocencio IV, que estando enel Concilio de Lyon el 4 de Abril de 1245, expidióuna Bula solemnísima, firmada por él y por docecardenales, en la que están los jalones de nuestraorganización.El Papa confirma de nuevo la Orden, enume-Gazulla: Jaime 1 y los Estados musulmanes.