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manual para el alumno

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277<strong>el</strong> gran terremoto ocurrido en América, en épocas d<strong>el</strong>Libro de Mormón, aunque murieron miles, los másjustos se salvaron (véase 3 Nefi 10:12). Aunque habrámártires y otras excepciones, los santos de esta épocatienen la promesa de que generalmente los justos seránpreservados en las tribulaciones que vendrán(véase 1 Nefi 22:16--17; 2 Nefi 30:10; D. y C. 97:25-27;D. y C. 115:6; Moisés 7:61-62). En gran parte, la preservaciónde los justos es de esperarse ya que <strong>el</strong>los siguenconsejos inspirados mediante los cuales se guían<strong>para</strong> hacer buenas <strong>el</strong>ecciones. (Véase Comentarios sobreEzequi<strong>el</strong> 21:4.)Lo que preserva al individuo no es solamente sermiembro d<strong>el</strong> reino de Dios sino su rectitud personal.De hecho, <strong>el</strong> Señor reserva sus juicios más severos<strong>para</strong> quienes profesan su nombre pero no lo obedecen.Orson Pratt dijo: "¿Dónde comenzarán estos juiciosgrandes y severos? ¿Sobre qué pueblo tiene <strong>el</strong>Señor la intención de iniciar esta gran obra de venganza?Sobre <strong>el</strong> pueblo que profesa conocer su nombrey sigue blasfemando en medio de Su casa. Ellosson los que están designados <strong>para</strong> recibir algunos d<strong>el</strong>os juicios más terribles de los últimos días." (En laobra de N. B. Lundwall, Inspired Prophetic Warnings toAll Inhabitants of the Earth, pág. 139.) Compare Ezequi<strong>el</strong>9:6 con D. y C. 112:24--26.(26--32) Ezequi<strong>el</strong> 10. Ezequi<strong>el</strong> recibió otra visiónsemejante a la primeraLa descripción que <strong>el</strong> profeta hace en <strong>el</strong> capítulodiez de una visión posterior contiene muchos <strong>el</strong>ementosque corresponden a la visión que se explica en <strong>el</strong>primer capítulo. Compare las semejanzas de una yotra.Una diferencia significativa que aparece en <strong>el</strong> capítulodiez es la frecuente referencia al querubín. Lasubstitución d<strong>el</strong> rostro de un querubín, que se haceen ese capítulo (véase verso 14), por <strong>el</strong> rostro de unbuey en <strong>el</strong> capítulo uno (véase verso 10), hace surgirun interrogante respecto a la interpretación. Si losrostros representan distintas clases de seres vivientesen <strong>el</strong> reino de Dios, quienes actúan en armonía consu voluntad, <strong>el</strong> problema no es difícil de resolver. Elquerubín, que es un siervo angélico de Dios, es de lamisma categoría de todas las criaturas que sirven aDios. De hecho, todos los seres que Ezequi<strong>el</strong> vioson mencionados como querubines (véase Ezequi<strong>el</strong>10:20). Todos siguen los dictados de su Espíritu y hacensu obra.El versículo doce d<strong>el</strong> capítulo diez menciona unosojos sobre <strong>el</strong> cuerpo, y en las espaldas, manos y alasd<strong>el</strong> querubín y sobre las ruedas. Estos ojos representanla luz y <strong>el</strong> conocimiento. Todas las criaturasque sirven a Dios con dedicación completa pueden tenerla bendición de recibir la luz de Cristo, mediant<strong>el</strong>a cual actúan en completa armonía con la voluntadde El.(26-33) Ezequi<strong>el</strong> 10:1. ¿Qué son los querubines?El élder Bruce R. McConkie escribió lo siguiente:"Aparentemente un querubín es un áng<strong>el</strong> de algúnorden o rango particular al cual se le asignan tareas yobras especiales. La parte de la palabra d<strong>el</strong> Señor quehoy está al alcance d<strong>el</strong> hombre no aclara ni la identidadni la obra de estos seres c<strong>el</strong>estiales ... (MormonDoctrine, pág. 124.)Representación de los querubines que estaban sobre <strong>el</strong> arca d<strong>el</strong> pacto(26-34) Ezequi<strong>el</strong> 10:2, 6--7. ¿Qué representaban loscarbones encendidos esparcidos sobre Jerusalén?La parte de la visión de Ezequi<strong>el</strong> que se encuentraen <strong>el</strong> capítulo 10 versículos 2, 6--7 es una referencia alos juicios y al incendio final y la destrucción que vendríansobre la ciudad.(26-35) Ezequi<strong>el</strong> 11:3, 7, 11. "No será tan pronto;edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne"Keil y D<strong>el</strong>itzsch dieron la siguiente explicación d<strong>el</strong>versículo 3, capítulo 11 de Ezequi<strong>el</strong>: "Jeremías habíainvitado a los que estaban en <strong>el</strong> exilio a construir casasen los lugares adonde habían sido llevados, y aque se pre<strong>para</strong>ran <strong>para</strong> una larga estadía en Babilonia,advirtiéndoles que no se dejaran engañar por laspalabras de los profetas falsos que predicaban conrespecto a un pronto retorno, pues todavía tenían quederramarse severos juicios sobre los que habían quedadoen <strong>el</strong> territorio de Judá (véase Jeremías 29). Estaspalabras de Jeremías fueron motivo de burla porparte de las autoridades de Jerusalén, quienes decían'no será tan pronto', es decir, la construcción de casasen <strong>el</strong> exilio no es <strong>para</strong> ahora; no sucederá que Jerusaléncaiga permanente o completamente en manos d<strong>el</strong>rey de Babilonia. Por <strong>el</strong> contrario, Jerusalén es la olla,y nosotros, sus habitantes, somos la carne. El puntode com<strong>para</strong>ción es éste: Así como la olla evita que lacarne se queme, también la ciudad de Jerusalén nosprotege de la destrucción. Este dicho expresa no solament<strong>el</strong>a falsa confianza en la fuerza de Jerusalén, sinotambién <strong>el</strong> desprecio y la burla que se hacía y manifestabaa las predicciones de los profetas enviadospor Dios. Ezequi<strong>el</strong> debe profetizar, entonces, tal comolo hace en los versículos 5-12, contra este consejo pernicioso,<strong>el</strong> cual confirma los pecados de la gente."(Commentary, 9:1:144--45.)(26--36) Ezequi<strong>el</strong> 12:1-14. Huida de Sedequías, suabandono y ceguera, todo fue descripto ensimbolismos proféticosLa profecía de Ezequi<strong>el</strong> en cuanto al destino de Sedequíasparecía contradecir las profecías de Jeremías ehizo que <strong>el</strong> rey rechazara ambas (véase Comentariossobre 2 Reyes 25:1-7).

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