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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Satanás reciben alabanzas y lisonjas y hasta pasan <strong>por</strong> mártires, en tanto que otros que <strong>de</strong>berían ser<br />

consi<strong>de</strong>rados y sostenidos <strong>por</strong> su fi<strong>de</strong>lidad a Dios, son abandonados y objeto <strong>de</strong> sospecha y <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sconfianza.<br />

La falsa piedad y la falsa santificación siguen haciendo su obra <strong>de</strong> engaño. Bajo diversas formas<br />

<strong>de</strong>jan ver el mismo espíritu que las caracterizara en días <strong>de</strong> Lutero, pues apartan a las mentes <strong>de</strong> las<br />

Escrituras e inducen a <strong>los</strong> hombres a seguir sus propios sentimientos e impresiones en vez <strong>de</strong> rendir<br />

obediencia a la ley <strong>de</strong> Dios. Este es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> más eficaces inventos <strong>de</strong> Satanás para <strong>de</strong>sprestigiar la<br />

pureza y la verdad. Denodadamente <strong>de</strong>fendió Lutero el Evangelio contra <strong>los</strong> ataques <strong>de</strong> que era objeto<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> todas partes. La Palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>mostró ser una arma po<strong>de</strong>rosa en cada conflicto. Con ella<br />

combatió el reformador la usurpada autoridad <strong>de</strong>l papa y la fi<strong>los</strong>ofía racionalista <strong>de</strong> <strong>los</strong> escolásticos, a la<br />

vez que se mantenía firme como una roca contra el fanatismo que pretendía aliarse con la Reforma. Cada<br />

uno a su manera, estos elementos opuestos <strong>de</strong>jaban a un lado las Sagradas Escrituras y exaltaban la<br />

sabiduría humana como el gran recurso para conocer la verdad religiosa. <strong>El</strong> racionalismo hace un ídolo<br />

<strong>de</strong> la razón, y la constituye como criterio religioso. <strong>El</strong> romanismo, al atribuir a su soberano pontífice una<br />

inspiración que proviene en línea recta <strong>de</strong> <strong>los</strong> apóstoles y continúa invariable al través <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos,<br />

da amplia o<strong>por</strong>tunidad para toda clase <strong>de</strong> extravagancias y corrupciones que se ocultan bajo la santidad<br />

<strong>de</strong>l mandato apostólico. La inspiración a que pretendían Munzer y sus colegas no procedía sino <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>svaríos <strong>de</strong> su imaginación y su influencia subvertía toda autoridad, humana o divina. <strong>El</strong> cristianismo<br />

recibe la Palabra <strong>de</strong> Dios como el gran tesoro <strong>de</strong> la verdad inspirada y la piedra <strong>de</strong> toque <strong>de</strong> toda<br />

inspiración.<br />

A su regreso <strong>de</strong> la Wartburg, terminó Lutero su traducción <strong>de</strong>l Nuevo Testamento y no tardó el<br />

Evangelio en ser ofrecido al pueblo <strong>de</strong> Alemania en su propia lengua. Esta versión fue recibida con<br />

agrado <strong>por</strong> todos <strong>los</strong> amigos <strong>de</strong> la verdad, pero fue vilmente <strong>de</strong>sechada <strong>por</strong> <strong>los</strong> que preferían <strong>de</strong>jarse<br />

guiar <strong>por</strong> las tradiciones y <strong>los</strong> mandamientos <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres. Se alarmaron <strong>los</strong> sacerdotes al pensar que<br />

el vulgo iba a po<strong>de</strong>r discutir con el<strong>los</strong> <strong>los</strong> preceptos <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>scubrir la ignorancia <strong>de</strong><br />

el<strong>los</strong>. Las armas carnales <strong>de</strong> su raciocinio eran impotentes contra la espada <strong>de</strong>l Espíritu. Roma puso en<br />

juego toda su autoridad para impedir la circulación <strong>de</strong> las Santas Escrituras; pero <strong>los</strong> <strong>de</strong>cretos, <strong>los</strong><br />

anatemas y el mismo tormento eran inútiles. Cuanto más se con<strong>de</strong>naba y prohibía la Biblia, mayor era<br />

el afán <strong>de</strong>l pueblo <strong>por</strong> conocer lo que ella enseñaba. Todos <strong>los</strong> que sabían leer <strong>de</strong>seaban con ansia estudiar<br />

la Palabra <strong>de</strong> Dios <strong>por</strong> sí mismos. La llevaban consigo, la leían y releían, y no se quedaban satisfechos<br />

antes <strong>de</strong> saber gran<strong>de</strong>s trozos <strong>de</strong> ella <strong>de</strong> memoria. Viendo la buena voluntad con que fue acogido el<br />

Nuevo Testamento, Lutero dio comienzo a la traducción <strong>de</strong>l Antiguo y la fue publicando <strong>por</strong> partes<br />

conforme las iba terminando. Sus escritos tenían aceptación en la ciudad y en las al<strong>de</strong>as. "Lo que Lutero<br />

y sus amigos escribían, otros se encargaban <strong>de</strong> esparcirlo <strong>por</strong> todas partes. Los monjes que habían<br />

reconocido el carácter ilegítimo <strong>de</strong> las obligaciones monacales y <strong>de</strong>seaban cambiar su vida <strong>de</strong> indolencia<br />

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