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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

le tocaba tomar parte en la ceremonia. Por último, "colocaron sobre su cabeza una gorra o mitra <strong>de</strong> papel<br />

en forma <strong>de</strong> pirámi<strong>de</strong>, en la que estaban pintadas horribles figuras <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios, y en cuyo frente se<br />

<strong>de</strong>stacaba esta inscripción: '<strong>El</strong> archihereje.' 'Con gozo — dijo Hus— llevaré 132<br />

<strong>por</strong> ti esta corona <strong>de</strong> oprobio, oh Jesús, que llevaste <strong>por</strong> mí una <strong>de</strong> espinas." Acto continuo, "<strong>los</strong><br />

prelados dijeron: 'Ahora <strong>de</strong>dicamos tu alma al diablo.' 'Y yo —dijo Hus, levantando sus ojos al cielo—<br />

en tus manos encomiendo mi espíritu, oh Señor Jesús, <strong>por</strong>que tú me redimiste.' "—Wylie, lib. 3, cap. 7.<br />

Fue luego entregado a las autorida<strong>de</strong>s seculares y conducido al lugar <strong>de</strong> la ejecución. Iba seguido <strong>por</strong><br />

inmensa procesión formada <strong>por</strong> centenares <strong>de</strong> hombres armados, sacerdotes y obispos que lucían sus<br />

ricas vestiduras, y <strong>por</strong> el pueblo <strong>de</strong> Constanza. Cuando lo sujetaron a la estaca y todo estuvo dispuesto<br />

para encen<strong>de</strong>r la hoguera, se instó una vez más al mártir a que se salvara retractándose <strong>de</strong> sus errores. "¿<br />

A cuáles errores —dijo Hus— <strong>de</strong>bo renunciar? De ninguno me encuentro culpable. Tomo a Dios <strong>por</strong><br />

testigo <strong>de</strong> que todo lo que he escrito y predicado ha sido con el fin <strong>de</strong> rescatar a las almas <strong>de</strong>l pecado y<br />

<strong>de</strong> la perdición; y, <strong>por</strong> consiguiente, con el mayor gozo confirmaré con mi sangre aquella verdad que he<br />

anunciado <strong>por</strong> escrito y <strong>de</strong> viva voz."—Ibid. Cuando las llamas comenzaron a ar<strong>de</strong>r en torno suyo,<br />

principió a cantar: "Jesús, Hijo <strong>de</strong> David, ten misericordia <strong>de</strong> mí, y continuó hasta que su voz enmu<strong>de</strong>ció<br />

para siempre.<br />

Sus mismos enemigos se conmovieron frente a tan heroica conducta. Un ce<strong>los</strong>o partidario <strong>de</strong>l<br />

papa, al referir el martirio <strong>de</strong> Hus y <strong>de</strong> Jerónimo que murió poco <strong>de</strong>spués, dijo: "Ambos se <strong>por</strong>taron<br />

como valientes al aproximarse su última hora. Se prepararon para ir a la hoguera como se hubieran<br />

preparado para ir a una boda; no <strong>de</strong>jaron oír un grito <strong>de</strong> dolor. Cuando subieron las llamas, entonaron<br />

himnos y apenas podía la vehemencia <strong>de</strong>l fuego acallar sus cantos."— Ibid. 133<br />

Cuando el cuerpo <strong>de</strong> Hus fue consumido <strong>por</strong> completo, recogieron sus cenizas, las mezclaron con<br />

la tierra don<strong>de</strong> yacían y las arrojaron al Rin, que las llevó hasta el océano. Sus perseguidores se figuraban<br />

en vano que habían arrancado <strong>de</strong> raíz las verda<strong>de</strong>s que predicara. No soñaron que las cenizas que<br />

echaban al mar eran como semilla esparcida en todos <strong>los</strong> países <strong>de</strong>l mundo, y que en tierras aún<br />

<strong>de</strong>sconocidas darían mucho fruto en testimonio <strong>por</strong> la verdad. La voz que había hablado en la sala <strong>de</strong>l<br />

concilio <strong>de</strong> Constanza había <strong>de</strong>spertado ecos que resonarían al través <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s futuras. Hus ya no<br />

existía, pero las verda<strong>de</strong>s <strong>por</strong> las cuales había muerto no podían perecer. Su ejemplo <strong>de</strong> fe y perseverancia<br />

iba a animar a las muchedumbres a mantenerse firmes <strong>por</strong> la verdad frente al tormento y a la muerte. Su<br />

ejecución puso <strong>de</strong> manifiesto ante el mundo entero la pérfida crueldad <strong>de</strong> Roma. Los enemigos <strong>de</strong> la<br />

verdad, aunque sin saberlo, no hacían más que fomentar la causa que en vano procuraban aniquilar.<br />

Una estaca más iba a levantarse en Constanza. La sangre <strong>de</strong> otro mártir iba a testificar <strong>por</strong> la<br />

misma verdad. Jerónimo al <strong>de</strong>cir adiós a Hus, cuando éste partiera para el concilio, le exhortó a ser<br />

valiente y firme, <strong>de</strong>clarándole que si caía en algún peligro él mismo volaría en su auxilio. Al saber que<br />

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