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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

las formas monásticas sin exponerse al furor <strong>de</strong> sus enemigos; no podían tampoco conservarlas sin<br />

incurrir en culpable inconsecuencia. Todo bien pensado, resolvieron que no sería cuerdo tratar <strong>de</strong> fugarse<br />

<strong>de</strong>l convento, y que lo único que podían hacer era "quedarse don<strong>de</strong> estaban y encomendarse a lo que<br />

dispusiera una Provi<strong>de</strong>ncia omnipotente y bondadosa." Acontecimientos subsiguientes les hicieron<br />

reconsi<strong>de</strong>rar el asunto, llegando al acuerdo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a cada cual libre <strong>de</strong> hacer, según las circunstancias,<br />

lo que mejor y más pru<strong>de</strong>nte le pareciera. "Consecuentemente, doce <strong>de</strong> entre el<strong>los</strong> abandonaron el<br />

monasterio y, <strong>por</strong> diferentes caminos, lograron ponerse a salvo fuera <strong>de</strong> España, y a <strong>los</strong> doce meses se<br />

reunieron en Ginebra." —Ibid. Hacía unos cuarenta años que las primeras publicaciones que contenían<br />

las doctrinas reformadas habían penetrado en España. Los esfuerzos combinados <strong>de</strong> la iglesia católica<br />

romana no habían logrado contrarrestar el avance secreto <strong>de</strong>l movimiento, y año tras año la causa <strong>de</strong>l<br />

protestantismo se había robustecido, hasta contarse <strong>por</strong> miles <strong>los</strong> adherentes a la nueva fe. De cuando en<br />

cuando se iban algunos a otros países para gozar <strong>de</strong> la libertad religiosa. Otros salían <strong>de</strong> su tierra para<br />

colaborar en la obra <strong>de</strong> crear toda una literatura especialmente a<strong>de</strong>cuada para fomentar la causa que<br />

amaban más que la misma vida. Otros aún, cual <strong>los</strong> monjes que abandonaron el monasterio <strong>de</strong> San Isidro,<br />

se sentían impelidos a salir <strong>de</strong>bido a las circunstancias peculiares en que se hallaban.<br />

La <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> estos creyentes, muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales se habían <strong>de</strong>stacado en la vida política<br />

y religiosa, había <strong>de</strong>spertado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía mucho tiempo, las sospechas <strong>de</strong> la Inquisición. y andando el<br />

tiempo, algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> ausentes fueron <strong>de</strong>scubiertos en el extranjero, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> se afanaban <strong>por</strong><br />

fomentar la causa protestante en España. Esto indujo a creer que había muchos protestantes en España.<br />

Empero <strong>los</strong> creyentes habían sido tan discretos, que ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> familiares <strong>de</strong> la Inquisición podía ni<br />

siquiera fijar el para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> el<strong>los</strong>. Fue entonces cuando una serie <strong>de</strong> circunstancias llevó al<br />

<strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> centros <strong>de</strong>l movimiento en España, y <strong>de</strong> muchos creyentes. En 1556 Juan Pérez,<br />

que vivía a la sazón en Ginebra, terminó su versión castellana <strong>de</strong>l Nuevo Testamento. Esta edición, junto<br />

con ejemplares <strong>de</strong>l catecismo español que preparó el año siguiente y con una traducción <strong>de</strong> <strong>los</strong> Salmos,<br />

<strong>de</strong>seaba mandarla a España, pero durante algún tiempo fuéle imposible encontrar a nadie que estuviese<br />

dispuesto a acometer tan arriesgada empresa. Finalmente, Julián Hernán<strong>de</strong>z, el fiel col<strong>por</strong>tor, se ofreció<br />

a hacer la prueba. Colocando <strong>los</strong> libros <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos gran<strong>de</strong>s barriles, logró burlar <strong>los</strong> esbirros <strong>de</strong> la<br />

Inquisición y llegó a Sevilla, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> se distribuyeron rápidamente <strong>los</strong> preciosos volúmenes. Esta<br />

edición <strong>de</strong>l Nuevo Testamento fue la primera versión protestante que alcanzara circulación bastante<br />

gran<strong>de</strong> en España.*<br />

"Durante su viaje, Hernán<strong>de</strong>z había dado un ejemplar <strong>de</strong>l Nuevo Testamento a un herrero en<br />

Flan<strong>de</strong>s. <strong>El</strong> herrero enseñó el libro a un cura que obtuvo <strong>de</strong>l donante una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la persona que<br />

se lo había dado a él, y la transmitió inmediatamente a <strong>los</strong> inquisidores <strong>de</strong> España. Merced a estas señas,<br />

<strong>los</strong> esbirros inquisitoriales "le acecharon a su regreso y le prendieron cerca <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Palma. Le<br />

volvieron a conducir a Sevilla, y le encerraron entre <strong>los</strong> muros <strong>de</strong> la Inquisición, don<strong>de</strong> durante más <strong>de</strong><br />

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