05.09.2016 Views

El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

sus pies y luz sobre su camino. Hasta el arzobispo Carranza, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido elevado a la primacía,<br />

se vio obligado durante cerca <strong>de</strong> veinte años a batallar en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su vida entre <strong>los</strong> muros <strong>de</strong> la<br />

Inquisición, <strong>por</strong>que abogaba <strong>por</strong> las doctrinas <strong>de</strong> la Biblia.*<br />

Ya en 1519 empezaron a aparecer, en forma <strong>de</strong> pequeños folletos en latín, <strong>los</strong> escritos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

reformadores <strong>de</strong> otros países, a <strong>los</strong> que siguieron, meses <strong>de</strong>spués, obras <strong>de</strong> mayor aliento, escritas casi<br />

todas en castellano. En ellas se pon<strong>de</strong>raba la Biblia como piedra <strong>de</strong> toque que <strong>de</strong>bía servir para probar<br />

cualquier doctrina, se exponía sabiamente la necesidad que había <strong>de</strong> reformas, y se explicaban con<br />

claridad las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s relativas a la justificación <strong>por</strong> la fe y a la libertad mediante el Evangelio.<br />

"La primera, la más noble, la más sublime <strong>de</strong> todas las obras —enseñaban <strong>los</strong> reformadores— es la fe<br />

en Jesucristo. De esta obra <strong>de</strong>ben proce<strong>de</strong>r todas las obras." "Un cristiano que tiene fe en Dios lo hace<br />

todo con libertad y con gozo; mientras que el hombre que no está con Dios vive lleno <strong>de</strong> cuidados y<br />

sujeto siempre a servidumbre. Este se pregunta a sí mismo con angustia, cuántas obras buenas tendrá<br />

que hacer; corre acá y acullá; pregunta a éste y a aquél; no encuentra la paz en parte alguna, y todo lo<br />

ejecuta con disgusto y con temor." "La fe viene únicamente <strong>de</strong> Jesucristo, y nos es prometida y dada<br />

gratuitamente. ¡Oh hombre! represéntate a Cristo, y consi<strong>de</strong>ra cómo Dios te muestra en él su<br />

misericordia, sin ningún mérito <strong>de</strong> tu parte. Saca <strong>de</strong> esta imagen <strong>de</strong> su gracia la fe y la certidumbre <strong>de</strong><br />

que todos tus pecados te están perdonados: esto no lo pue<strong>de</strong>n producir las obras. De la sangre, <strong>de</strong> las<br />

llagas, <strong>de</strong> la misma muerte <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong> don<strong>de</strong> mana esa fe que brota en el corazón."*<br />

En uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> tratados se explicaba <strong>de</strong>l siguiente modo la diferencia que media entre la excelencia<br />

<strong>de</strong> la fe y las obras humanas: "Dios dijo: 'Quien creyere y fuere bautizado, será salvo.' Esta promesa <strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong>be ser preferida a toda la ostentación <strong>de</strong> las obras, a todos <strong>los</strong> votos, a todas las satisfacciones, a<br />

todas las indulgencias, y a cuanto ha inventado el hombre; <strong>por</strong>que <strong>de</strong> esta promesa, si la recibimos con<br />

fe, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> toda nuestra felicidad. Si creemos, nuestro corazón se fortalece con la promesa divina; y<br />

aunque el fiel quedase <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> todo, esta promesa en que cree, le sostendría. Con ella resistiría al<br />

adversario que se lanzara contra su alma; con ella podrá respon<strong>de</strong>r a la <strong>de</strong>spiadada muerte, y ante el<br />

mismo juicio <strong>de</strong> Dios. Su consuelo en todas sus adversida<strong>de</strong>s consistirá en <strong>de</strong>cir: Yo recibí ya las<br />

primicias <strong>de</strong> ella en el bautismo; si Dios es conmigo, ¿quién será contra mí? ¡Oh! ¡qué rico es el cristiano<br />

y el bautizado! nada pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>rle a no ser que se niegue a creer."<br />

"Si el cristiano encuentra su salud eterna en la renovación <strong>de</strong> su bautismo <strong>por</strong> la fe —preguntaba<br />

el autor <strong>de</strong> este tratado, —¿qué necesidad tiene <strong>de</strong> las prescripciones <strong>de</strong> Roma? Declaro pues —añadía—<br />

que ni el papa, ni el obispo, ni cualquier hombre que sea, tiene <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> imponer lo más mínimo a un<br />

cristiano sin su consentimiento. Todo lo que no se hace así, se hace tiránicamente. Somos libres con<br />

respecto a todos.... Dios aprecia todas las cosas según la fe, y acontece a menudo que el simple trabajo<br />

<strong>de</strong> un criado o <strong>de</strong> una criada es más grato a Dios que <strong>los</strong> ayunos y obras <strong>de</strong> un fraile, <strong>por</strong> faltarle a éste<br />

152

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!