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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Kurtz, sec. 139. <strong>El</strong> clero <strong>de</strong> España era competente para tomar parte directiva en este retorno al<br />

cristianismo primitivo. Siempre amante <strong>de</strong> la libertad, el pueblo español durante <strong>los</strong> primeros sig<strong>los</strong> <strong>de</strong><br />

la era cristiana se había negado resueltamente a reconocer la supremacía <strong>de</strong> <strong>los</strong> obispos <strong>de</strong> Roma; y sólo<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> transcurridos ocho sig<strong>los</strong> le reconocieron al fin a Roma el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> entremeterse con<br />

autoridad en sus asuntos internos. Fue precisamente con el fin <strong>de</strong> aniquilar ese espíritu <strong>de</strong> libertad,<br />

característico <strong>de</strong>l pueblo español hasta en <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> posteriores en que había reconocido ya la supremacía<br />

papal, con el que, en 1483, Fernando e Isabel, en hora fatal para España, permitieron el establecimiento<br />

<strong>de</strong> la Inquisición como tribunal permanente en Castilla y su restablecimiento en Aragón, con Tomás <strong>de</strong><br />

Torquemada como inquisidor general.<br />

Durante el reinado <strong>de</strong> Car<strong>los</strong> Quinto "la represión <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pueblo, que ya había ido<br />

tan lejos en tiempo <strong>de</strong> su abuelo, y que su hijo iba a reducir a sistema, siguió <strong>de</strong>senfrenadamente, . . . no<br />

obstante las apelaciones <strong>de</strong> las Cortes. Todas las artes <strong>de</strong> su famoso ministro, el car<strong>de</strong>nal Jiménez, fueron<br />

requeridas para impedir un rompimiento manifiesto. Al principio <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong>l monarca (1520) las<br />

ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Castilla se vieron impulsadas a sublevarse para conservar sus antiguas liberta<strong>de</strong>s. Sólo a<br />

duras penas logró sofocarse la insurrección (1521)." —The New International Encyclopaedia, ed. <strong>de</strong><br />

1904, art. "Car<strong>los</strong> Quinto." La política <strong>de</strong> este soberano consistía, como había consistido la <strong>de</strong> su abuelo<br />

Fernando, en oponerse al espíritu <strong>de</strong> toda una época, consi<strong>de</strong>rando tanto las almas como <strong>los</strong> cuerpos <strong>de</strong><br />

las muchedumbres como propiedad personal <strong>de</strong> un individuo. (Motley, Introducción, X.) Como lo ha<br />

dicho un historiador: "<strong>El</strong> soberbio imperio <strong>de</strong> Car<strong>los</strong> Quinto levantóse sobre la tumba <strong>de</strong> la libertad." —<br />

Id., Prefacio.<br />

A pesar <strong>de</strong> tan extraordinarios esfuerzos para <strong>de</strong>spojar a <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> sus liberta<strong>de</strong>s civiles y<br />

religiosas, y hasta <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l pensamiento, "el ardor <strong>de</strong>l entusiasmo religioso, unido al instinto profundo<br />

<strong>de</strong> la libertad civil" (Id., XI), indujo a muchos hombres y mujeres piadosos a aferrarse tenazmente a las<br />

enseñanzas <strong>de</strong> la Biblia y a sostener el <strong>de</strong>recho que tenían <strong>de</strong> adorar a Dios según <strong>los</strong> dictados <strong>de</strong> su<br />

conciencia. De aquí que <strong>por</strong> España se propagase un movimiento análogo al <strong>de</strong> la revolución religiosa<br />

que se <strong>de</strong>sarrollaba en otros países. Al paso que <strong>los</strong> <strong>de</strong>scubrimientos que se realizaban en un mundo<br />

nuevo prometían al soldado y al merca<strong>de</strong>r territorios sin límites y riquezas fabu<strong>los</strong>as, muchos miembros<br />

<strong>de</strong> entre las familias más nobles fijaron resueltamente sus miradas en las conquistas más vastas y riquezas<br />

más dura<strong>de</strong>ras <strong>de</strong>l Evangelio. Las enseñanzas <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras estaban abriéndose paso<br />

silenciosamente en <strong>los</strong> corazones <strong>de</strong> hombres como el erudito Alfonso <strong>de</strong> Valdés, secretario <strong>de</strong> Car<strong>los</strong><br />

Quinto; su hermano, Juan <strong>de</strong> Valdés, secretario <strong>de</strong>l virrey <strong>de</strong> Nápoles; y el elocuente Constantino Ponce<br />

<strong>de</strong> la Fuente, capellán y confesor <strong>de</strong> Car<strong>los</strong> Quinto, <strong>de</strong> quien Felipe II dijo que era "muy gran filósofo y<br />

profundo teólogo y <strong>de</strong> <strong>los</strong> más señalados hombres en el púlpito y elocuencia que ha habido <strong>de</strong> tiempos<br />

acá."* Más allá aún fue la influencia <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras al penetrar en el rico monasterio <strong>de</strong> San<br />

Isidro <strong>de</strong>l Campo, don<strong>de</strong> casi todos <strong>los</strong> monjes recibieron gozosos la Palabra <strong>de</strong> Dios cual antorcha para<br />

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