05.09.2016 Views

El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

confeccionada <strong>de</strong> tal modo que podía muy bien ocultar el mayor <strong>de</strong> sus tesoros: <strong>los</strong> preciosos manuscritos<br />

<strong>de</strong> las Sagradas Escrituras. Estos, que eran el fruto <strong>de</strong> meses y años <strong>de</strong> trabajo, <strong>los</strong> llevaban consigo, y,<br />

siempre que podían hacerlo sin <strong>de</strong>spertar sospecha, ponían caute<strong>los</strong>amente alguna <strong>por</strong>ción <strong>de</strong> la Biblia<br />

al alcance <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> cuyo corazón parecía dispuesto a recibir la verdad. La juventud val<strong>de</strong>nse era<br />

educada con tal objeto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el regazo <strong>de</strong> la madre; comprendía su obra y la <strong>de</strong>sempeñaba con fi<strong>de</strong>lidad.<br />

En estas casas <strong>de</strong> estudios se ganaban conversos a la verda<strong>de</strong>ra fe, y con frecuencia se veía que sus<br />

principios compenetraban toda la escuela; con todo, <strong>los</strong> dirigentes papales no podían encontrar, ni aun<br />

apelando a minuciosa investigación, la fuente <strong>de</strong> lo que el<strong>los</strong> llamaban herejía corruptora.<br />

<strong>El</strong> espíritu <strong>de</strong> Cristo es un espíritu misionero. <strong>El</strong> primer impulso <strong>de</strong>l corazón regenerado es el <strong>de</strong><br />

traer a otros también al Salvador. Tal era el espíritu <strong>de</strong> <strong>los</strong> cristianos val<strong>de</strong>nses. Comprendían que Dios<br />

no requería <strong>de</strong> el<strong>los</strong> tan sólo que conservaran la verdad en su pureza en sus propias iglesias, sino que<br />

hicieran honor a la solemne responsabilidad <strong>de</strong> hacer que su luz iluminara a <strong>los</strong> que estaban en tinieblas.<br />

Con el gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios procuraban <strong>de</strong>strozar el yugo que Roma había impuesto. Los<br />

ministros val<strong>de</strong>nses eran educados como misioneros, y a todos <strong>los</strong> que pensaban <strong>de</strong>dicarse al ministerio<br />

se les exigía primero que adquiriesen experiencia como evangelistas. Todos <strong>de</strong>bían servir tres años en<br />

alguna tierra <strong>de</strong> misión antes <strong>de</strong> encargarse <strong>de</strong> alguna iglesia en la suya. Este servicio, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio requería abnegación y sacrificio, era una preparación a<strong>de</strong>cuada para la vida que <strong>los</strong> pastores<br />

llevaban en aquel<strong>los</strong> tiempos <strong>de</strong> prueba. Los jóvenes que eran or<strong>de</strong>nados para el sagrado ministerio no<br />

veían en perspectiva ni riquezas ni gloria terrenales, sino una vida <strong>de</strong> trabajo y peligro y quizás el martirio.<br />

Los misioneros salían <strong>de</strong> dos en dos como Jesús se lo mandara a sus discípu<strong>los</strong>. Casi siempre se asociaba<br />

a un joven con un hombre <strong>de</strong> edad madura y <strong>de</strong> experiencia, que le servía <strong>de</strong> guía y <strong>de</strong> compañero y que<br />

se hacía responsable <strong>de</strong> su educación, exigiéndose <strong>de</strong>l joven que fuera sumiso a la enseñanza. No<br />

andaban siempre juntos, pero con frecuencia se reunían para orar y conferenciar, y <strong>de</strong> este modo se<br />

fortalecían uno a otro en la fe.<br />

Dar a conocer el objeto <strong>de</strong> su misión hubiera bastado para asegurar su fracaso. Así que ocultaban<br />

cuidadosamente su verda<strong>de</strong>ro carácter. Cada ministro sabía algún oficio o profesión, y <strong>los</strong> misioneros<br />

llevaban a cabo su trabajo ocultándose bajo las apariencias <strong>de</strong> una vocación secular. Generalmente<br />

escogían el oficio <strong>de</strong> comerciantes o buhoneros. "Traficaban en sedas, joyas y en otros artícu<strong>los</strong> que en<br />

aquel<strong>los</strong> tiempos no era fácil conseguir, a no ser en distantes em<strong>por</strong>ios, y se les daba la bienvenida como<br />

comerciantes allí don<strong>de</strong> se les habría <strong>de</strong>spreciado como misioneros."( Wylie, libro I, cap. 7.)<br />

Constantemente elevaban su corazón a Dios pidiéndole sabiduría para po<strong>de</strong>r exhibir a las gentes un<br />

tesoro más precioso que el oro y que las joyas que vendían. Llevaban siempre ocultos ejemplares <strong>de</strong> la<br />

Biblia entera, o <strong>por</strong>ciones <strong>de</strong> ella, y siempre que se presentaba la o<strong>por</strong>tunidad llamaban la atención <strong>de</strong><br />

sus clientes a dichos manuscritos. Con frecuencia <strong>de</strong>spertaban así el interés <strong>por</strong> la lectura <strong>de</strong> la Palabra<br />

<strong>de</strong> Dios y con gusto <strong>de</strong>jaban algunas <strong>por</strong>ciones <strong>de</strong> ella a <strong>los</strong> que <strong>de</strong>seaban tenerlas.<br />

40

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!