05.09.2016 Views

El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

prueba que están pisoteando <strong>los</strong> preceptos divinos. <strong>El</strong> profeta indica como sigue la or<strong>de</strong>nanza que<br />

ha sido olvidada: "Los cimientos <strong>de</strong> generación y generación levantarás: y serás llamado reparador <strong>de</strong><br />

<strong>por</strong>til<strong>los</strong>, restaurador <strong>de</strong> calzadas para habitar. Si retrajeres <strong>de</strong>l sábado tu pie, <strong>de</strong> hacer tu voluntad en mi<br />

día santo, y al sábado llamares <strong>de</strong>licias, santo, glorioso <strong>de</strong> Jehová; y lo venerares, no haciendo tus<br />

caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras; entonces te <strong>de</strong>leitarás en Jehová." (Vers. 12-<br />

14.) Esta profecía se aplica también a nuestro tiempo. La brecha fue hecha en la ley <strong>de</strong> Dios cuando el<br />

sábado fue cambiado <strong>por</strong> el po<strong>de</strong>r romano. Pero ha llegado el tiempo en que esa institución divina <strong>de</strong>be<br />

ser restaurada. La brecha <strong>de</strong>be ser reparada, y levantados <strong>los</strong> cimientos <strong>de</strong> muchas generaciones.<br />

Santificado <strong>por</strong> el reposo y la bendición <strong>de</strong>l Creador, el sábado fue guardado <strong>por</strong> Adán en su inocencia<br />

en el santo Edén; <strong>por</strong> Adán, caído pero arrepentido, <strong>de</strong>spués que fuera arrojado <strong>de</strong> su feliz morada. Fue<br />

guardado <strong>por</strong> todos <strong>los</strong> patriarcas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Abel hasta el justo Noé, hasta Abrahán y Jacob. Cuando el<br />

pueblo escogido estaba en la esclavitud <strong>de</strong> Egipto, muchos, en medio <strong>de</strong> la idolatría imperante, perdieron<br />

el conocimiento <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios, pero cuando el Señor libró a Israel, proclamó su ley con terrible<br />

majestad a la multitud reunida para que todos conociesen su voluntad y le temiesen y obe<strong>de</strong>ciesen para<br />

siempre.<br />

Des<strong>de</strong> aquel día hasta hoy, el conocimiento <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios se ha conservado en la tierra, y se<br />

ha guardado el sábado <strong>de</strong>l cuarto mandamiento. A pesar <strong>de</strong> que el 'hombre <strong>de</strong> pecado logró pisotear el<br />

día santo <strong>de</strong> Dios hubo, aun en la época <strong>de</strong> su supremacía, almas fieles escondidas en lugares secretos,<br />

que supieron honrarlo. Des<strong>de</strong> la Reforma, hubo en cada generación algunas almas que mantuvieron viva<br />

su observancia. Aunque fue a menudo en medio <strong>de</strong> oprobios y persecuciones, nunca se <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> rendir<br />

testimonio constante al carácter perpetuo <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios y a la obligación sagrada <strong>de</strong>l sábado <strong>de</strong> la<br />

creación. Estas verda<strong>de</strong>s, tal cual están presentadas en Apocalipsis 14, en relación con el "evangelio<br />

eterno," serán lo que distinga a la iglesia <strong>de</strong> Cristo cuando él aparezca. Pues, como resultado <strong>de</strong>l triple<br />

mensaje, se dice: "Aquí están <strong>los</strong> que guardan <strong>los</strong> mandamientos <strong>de</strong> Dios, y la fe <strong>de</strong> Jesús." Y éste es el<br />

último mensaje que se ha <strong>de</strong> dar antes que venga el Señor. Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su proclamación,<br />

el profeta vio al Hijo <strong>de</strong>l hombre venir en gloria para segar la mies <strong>de</strong> la tierra. Los que recibieron la luz<br />

relativa al santuario y a la inmutabilidad <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios, se llenaron <strong>de</strong> alegría y admiración al ver la<br />

belleza y armonía <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> verdad que fue revelado a sus inteligencias. Deseaban que esa luz que<br />

tan preciosa les resultaba fuese comunicada a todos <strong>los</strong> cristianos, y no podían menos que creer que la<br />

aceptarían con alborozo. Pero las verda<strong>de</strong>s que no podían sino poner<strong>los</strong> en <strong>de</strong>savenencia con el mundo<br />

no fueron bienvenidas para muchos que profesaban ser discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong> Cristo. La obediencia al cuarto<br />

mandamiento exigía un sacrificio ante el cual la mayoría retrocedía.<br />

Cuando se presentaban las exigencias <strong>de</strong>l sábado, muchos argüían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />

mundano, diciendo: Siempre hemos guardado el domingo, nuestros padres lo guardaron, y muchos<br />

hombres buenos y piadosos han muerto felices observándolo. Si el<strong>los</strong> tuvieron razón, nosotros también<br />

309

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!