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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Mateo 24: 29.) Y Juan, al recibir la visión <strong>de</strong> la escenas que anunciarían el día <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>clara en el<br />

Apocalipsis: "Las estrellas <strong>de</strong>l cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es<br />

movida <strong>de</strong> gran viento." (Apocalipsis 6: 13.) Esta profecía se cumplió <strong>de</strong> modo sorpren<strong>de</strong>nte y pasmoso<br />

con la gran lluvia meteórica <strong>de</strong>l 13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1833. Fue éste el más dilatado y admirable<br />

espectáculo <strong>de</strong> estrellas fugaces que se haya registrado, pues "¡sobre todos <strong>los</strong> Estados Unidos el<br />

firmamento entero estuvo entonces, durante horas seguidas, en conmoción ígnea! No ha ocurrido jamás<br />

en este país, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros colonos, un fenómeno celestial que <strong>de</strong>spertara tan gran<strong>de</strong><br />

admiración entre unos, ni tanto terror ni alarma entre otros." Su sublimidad y terrible belleza quedan aún<br />

grabadas en el recuerdo <strong>de</strong> muchos.... Jamás cayó lluvia más tupida que ésa en que cayeron <strong>los</strong> meteoros<br />

hacia la tierra; al este, al oeste, al norte y al sur era lo mismo.<br />

En una palabra, todo el cielo parecía en conmoción. . . . <strong>El</strong> espectáculo, tal como está <strong>de</strong>scrito en<br />

el diario <strong>de</strong>l profesor Silliman, fue visto <strong>por</strong> toda la América <strong>de</strong>l Norte.... Des<strong>de</strong> las dos <strong>de</strong> la madrugada<br />

hasta la plena claridad <strong>de</strong>l día, en un firmamento perfectamente sereno y sin nubes, todo el cielo estuvo<br />

constantemente surcado <strong>por</strong> una lluvia incesante <strong>de</strong> cuerpos que brillaban <strong>de</strong> modo <strong>de</strong>slumbrador. —R.<br />

M. Devens, American Progress; or, The Great Events of the Greatest Century, cap. 28, párrs. 1 - 5. "En<br />

verdad, ninguna lengua podría <strong>de</strong>scribir el esplendor <strong>de</strong> tan hermoso espectáculo; . . . nadie que no lo<br />

haya presenciado pue<strong>de</strong> formarse exacta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> su esplendor. Parecía que todas las estrellas <strong>de</strong>l cielo se<br />

hubiesen reunido en un punto cerca <strong>de</strong>l cénit, y que fuesen lanzadas <strong>de</strong> allí, con la velocidad <strong>de</strong>l rayo,<br />

en todas las direcciones <strong>de</strong>l horizonte; y sin embargo no se agotaban: con toda rapi<strong>de</strong>z seguíanse <strong>por</strong><br />

miles unas tras otras, como si hubiesen sido creadas para el caso." —F. Reed, en el Christian Advocate<br />

and Journal, 13 <strong>de</strong> dic. <strong>de</strong> 1833. "Es imposible contemplar una imagen más exacta <strong>de</strong> la higuera que <strong>de</strong>ja<br />

caer sus higos cuando es sacudida <strong>por</strong> un gran viento." —"The Old Countryman," en el Evening<br />

Advertiser <strong>de</strong> Portland, 26 <strong>de</strong> nov. <strong>de</strong> 1833. En el Journal of Commerce <strong>de</strong> Nueva York <strong>de</strong>l 14 <strong>de</strong><br />

noviembre se publicó un largo artículo referente a este maravil<strong>los</strong>o fenómeno y en él se leía la siguiente<br />

<strong>de</strong>claración: "Supongo que ningún filósofo ni erudito ha referido o registrado jamás un suceso como el<br />

<strong>de</strong> ayer <strong>por</strong> la mañana. Hace mil ochocientos años un profeta lo predijo con toda exactitud, si enten<strong>de</strong>mos<br />

que las estrellas que cayeron eran estrellas errantes o fugaces, . . . que es el único sentido verda<strong>de</strong>ro y<br />

literal."<br />

Así se realizó la última <strong>de</strong> las señales <strong>de</strong> su venida acerca <strong>de</strong> las cuales Jesús había dicho a sus<br />

discípu<strong>los</strong>: "Cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas." (S. Mateo 24: 33.)<br />

Después <strong>de</strong> estas señales, Juan vio que el gran acontecimiento que <strong>de</strong>bía seguir consistía en que el cielo<br />

<strong>de</strong>saparecía como un libro cuando es arrollado, mientras que la tierra era sacudida, las montañas y las<br />

islas eran movidas <strong>de</strong> sus lugares, y <strong>los</strong> impíos, aterrorizados, trataban <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l<br />

Hijo <strong>de</strong>l hombre. (Apocalipsis 6: 12 - 17.) Muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que presenciaron la caída <strong>de</strong> las estrellas la<br />

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