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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>spués que se extendían, el mensaje fue proclamado en <strong>los</strong> términos mismos <strong>de</strong> la Escritura: "¡He aquí<br />

que viene el Esposo!" Lo que condujo a este movimiento fue el haberse dado cuenta <strong>de</strong> que el <strong>de</strong>creto<br />

<strong>de</strong> Artajerjes en pro <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> Jerusalén, el cual formaba el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong>l período <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> 2.300 días, empezó a regir en el otoño <strong>de</strong>l año 457 ant. <strong>de</strong> C., y no a principios <strong>de</strong>l año, como se<br />

había creído anteriormente. Contando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el otoño <strong>de</strong> 457, <strong>los</strong> 2.300 años concluían en el otoño <strong>de</strong><br />

1844. (Véanse el diagrama <strong>de</strong> la pág. 374 y también el Apéndice.) Los argumentos basados en <strong>los</strong><br />

símbo<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Antiguo Testamento indicaban también el otoño como el tiempo en que el acontecimiento<br />

representado <strong>por</strong> la "purificación <strong>de</strong>l santuario" <strong>de</strong>bía verificarse. Esto resultó muy claro cuando la<br />

atención se fijó en el modo en que <strong>los</strong> símbo<strong>los</strong> relativos al primer advenimiento <strong>de</strong> Cristo se habían<br />

cumplido.<br />

La inmolación <strong>de</strong>l cor<strong>de</strong>ro pascual prefiguraba la muerte <strong>de</strong> Cristo. San Pablo dice: "Nuestra<br />

pascua, que es Cristo, fue sacrificada <strong>por</strong> nosotros." (1 Corintios 5: 7.) La gavilla <strong>de</strong> las primicias <strong>de</strong>l<br />

trigo, que era costumbre mecer ante el Señor en tiempo <strong>de</strong> la Pascua, era figura típica <strong>de</strong> la resurrección<br />

<strong>de</strong> Cristo. San Pablo dice, hablando <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> todo su pueblo: "Cristo las primicias;<br />

luego <strong>los</strong> que son <strong>de</strong> Cristo, en su venida." (1 Corintios 15: 23.) Como la gavilla <strong>de</strong> la ofrenda mecida,<br />

que era las primicias o <strong>los</strong> primeros granos maduros recogidos antes <strong>de</strong> la cosecha, así también Cristo es<br />

primicias <strong>de</strong> aquella inmortal cosecha <strong>de</strong> rescatados que en la resurrección futura serán recogidos en el<br />

granero <strong>de</strong> Dios. Estos símbo<strong>los</strong> se cumplieron no sólo en cuanto al acontecimiento sino también en<br />

cuanto al tiempo. <strong>El</strong> día 14 <strong>de</strong>l primer mes <strong>de</strong> <strong>los</strong> judíos, el mismo día y el mismo mes en que quince<br />

largos sig<strong>los</strong> antes el cor<strong>de</strong>ro pascual había sido inmolado, Cristo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber comido la pascua<br />

con sus discípu<strong>los</strong>, estableció la institución que <strong>de</strong>bía conmemorar su propia muerte como "Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><br />

Dios, que quita el pecado <strong>de</strong>l mundo." En aquella misma noche fue aprehendido <strong>por</strong> manos impías, para<br />

ser crucificado e inmolado. Y como antitipo <strong>de</strong> la gavilla mecida, nuestro Señor fue resucitado <strong>de</strong> entre<br />

<strong>los</strong> muertos al tercer día, "primicias <strong>de</strong> <strong>los</strong> que durmieron," cual ejemplo <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> justos que han <strong>de</strong><br />

resucitar, cuyo "vil cuerpo" "transformará" y hará "semejante a su cuerpo glorioso." (1 Corintios 15: 20;<br />

Filipenses 3: 21, V.M.)<br />

Asimismo <strong>los</strong> símbo<strong>los</strong> que se refieren al segundo advenimiento <strong>de</strong>ben cumplirse en el tiempo<br />

indicado <strong>por</strong> el ritual simbólico. Bajo el régimen mosaico, la purificación <strong>de</strong>l santuario, o sea el gran día<br />

<strong>de</strong> la expiación, caía en el décimo día <strong>de</strong>l séptimo mes judío (Levítico 16:29 - 34), cuando el sumo<br />

sacerdote, habiendo hecho expiación <strong>por</strong> todo Israel y habiendo quitado así sus pecados <strong>de</strong>l santuario,<br />

salía a ben<strong>de</strong>cir al pueblo. Así se creyó que Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, aparecería para purificar la<br />

tierra <strong>por</strong> medio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> <strong>los</strong> pecadores, y para conce<strong>de</strong>r la inmortalidad a su<br />

pueblo que le esperaba. <strong>El</strong> décimo día <strong>de</strong>l séptimo mes, el gran día <strong>de</strong> la expiación, el tiempo <strong>de</strong> la<br />

purificación <strong>de</strong>l santuario, el cual en el año 1844 caía en el 22 <strong>de</strong> octubre, fue consi<strong>de</strong>rado como el día<br />

<strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor. Esto estaba en consonancia con las pruebas ya presentadas, <strong>de</strong> que <strong>los</strong> 2.300 días<br />

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