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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

"La iglesia <strong>de</strong> Inglaterra —dice Spurgeon— parece estar completamente roída <strong>por</strong> la doctrina <strong>de</strong><br />

que la salvación se encuentra en <strong>los</strong> sacramentos; pero <strong>los</strong> disi<strong>de</strong>ntes parecen estar tan hondamente<br />

contaminados <strong>por</strong> la incredulidad fi<strong>los</strong>ófica. Aquel<strong>los</strong> <strong>de</strong> quienes esperábamos mejores cosas están<br />

apartándose unos tras otros <strong>de</strong> <strong>los</strong> fundamentos <strong>de</strong> la fe. Creo que el mismo corazón <strong>de</strong> Inglaterra está<br />

completamente carcomido <strong>por</strong> una incredulidad fatal que hasta se atreve a subir al púlpito y llamarse<br />

cristiana."<br />

¿Cuál fue el origen <strong>de</strong> la gran apostasía? ¿Cómo empezó a apartarse la iglesia <strong>de</strong> la sencillez <strong>de</strong>l<br />

Evangelio? —Conformándose a las prácticas <strong>de</strong>l paganismo para facilitar a <strong>los</strong> paganos la aceptación<br />

<strong>de</strong>l cristianismo. <strong>El</strong> apóstol Pablo dijo acerca <strong>de</strong> su propio tiempo: "Ya está obrando el misterio <strong>de</strong><br />

iniquidad." (2 Tesalonicenses 2: 7.) Mientras aún vivían <strong>los</strong> apóstoles, la iglesia permaneció<br />

relativamente pura. "Pero hacia fines <strong>de</strong>l siglo segundo, la mayoría <strong>de</strong> las iglesias asumieron una forma<br />

nueva; la sencillez primitiva <strong>de</strong>sapareció, e insensiblemente, a medida que <strong>los</strong> antiguos discípu<strong>los</strong><br />

bajaban a la tumba, sus hijos, en unión con nuevos convertidos, . . . se a<strong>de</strong>lantaron y dieron nueva forma<br />

a la causa." —Roberto Robinson, Ecclesiastical Researches, capítulo 6, pág. 51. Para aumentar el<br />

número <strong>de</strong> <strong>los</strong> convertidos, se rebajó el alto nivel <strong>de</strong> la fe cristiana, y el resultado fue que "una ola <strong>de</strong><br />

paganismo anegó la iglesia, trayendo consigo sus costumbres, sus prácticas y sus ído<strong>los</strong>." —Gavazzi,<br />

Lectures, pág. 278. Una vez que la religión cristiana hubo ganado el favor y el apoyo <strong>de</strong> <strong>los</strong> legisladores<br />

seculares, fue aceptada nominalmente <strong>por</strong> multitu<strong>de</strong>s; pero mientras éstas eran cristianas en apariencia,<br />

muchos "permanecieron en el fondo paganos que seguían adorando sus ído<strong>los</strong> en secreto." —Ibid.<br />

¿No ha sucedido otro tanto en casi todas las iglesias que se llaman protestantes? Cuando murieron<br />

sus fundadores, que poseían el verda<strong>de</strong>ro espíritu <strong>de</strong> reforma, sus <strong>de</strong>scendientes se a<strong>de</strong>lantaron y "dieron<br />

nueva forma a la causa." Mientras se atenían ciegamente al credo <strong>de</strong> sus padres y se negaban a aceptar<br />

cualquiera verdad que fuese más allá <strong>de</strong> lo que veían, <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> <strong>los</strong> reformadores se alejaron mucho<br />

<strong>de</strong> su ejemplo <strong>de</strong> humildad, <strong>de</strong> abnegación y <strong>de</strong> renunciación al mundo. Así "la simplicidad primitiva<br />

<strong>de</strong>saparece." Una ola <strong>de</strong> mundanalidad inva<strong>de</strong> la iglesia "trayendo consigo sus costumbres, sus prácticas<br />

y sus ído<strong>los</strong>." ¡Ay, hasta qué grado esa amistad <strong>de</strong>l mundo, que es "enemistad contra Dios," es fomentada<br />

actualmente entre <strong>los</strong> que profesan ser discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong> Cristo! ¡Cuánto no se han alejado las iglesias<br />

nacionales <strong>de</strong> toda la cristiandad <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo bíblico <strong>de</strong> humildad, abnegación, sencillez y piedad! Juan<br />

Wesley <strong>de</strong>cía, al hablar <strong>de</strong>l buen uso <strong>de</strong>l dinero: "No malgastéis nada <strong>de</strong> tan precioso talento, tan sólo<br />

<strong>por</strong> agradar a <strong>los</strong> ojos con superfluos y costosos atavíos o con adornos innecesarios. No gastéis parte <strong>de</strong><br />

él adornando prolijamente vuestras casas con muebles inútiles y costosos, con cuadros costosos, pinturas<br />

y dorados.... No gastéis nada para satisfacer la soberbia <strong>de</strong> la vida, ni para obtener la admiración <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

hombres.... 'Siempre que te halagues a ti mismo, <strong>los</strong> hombres hablarán bien <strong>de</strong> ti.' Siempre que te vistas<br />

'<strong>de</strong> púrpura y <strong>de</strong> lino fino blanco, y tengas banquetes espléndidos todos <strong>los</strong> días,' no faltará quien aplauda<br />

tu elegancia, tu buen gusto, tu generosidad y tu rumbosa hospitalidad. Pero no vayas a pagar tan caros<br />

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