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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

pue<strong>de</strong>n saber <strong>de</strong> qué lado <strong>de</strong> ella se habrían encontrado en caso <strong>de</strong> haber venido el Señor entonces; si<br />

habrían exclamado: '¡He aquí éste es nuestro Dios; le hemos esperado, y él nos salvará!' o si habrían<br />

clamado a <strong>los</strong> montes y a las peñas para que cayeran sobre el<strong>los</strong> y <strong>los</strong> escondieran <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l<br />

que está sentado en el trono, y <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Creemos que Dios probó así a su pueblo y su fe, y<br />

vio si en la hora <strong>de</strong> aflicción retroce<strong>de</strong>rían <strong>de</strong>l sitio en que creyera conveniente colocar<strong>los</strong>, y si<br />

abandonarían este mundo confiando absolutamente en la Palabra <strong>de</strong> Dios. —The Advent Herald and<br />

Signs of the Times Re<strong>por</strong>ter, tomo 8, No. 14 (13 <strong>de</strong> nov. <strong>de</strong> 1844).<br />

Los sentimientos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que creían que Dios <strong>los</strong> había dirigido en su pasada experiencia, están<br />

expresados en las siguientes palabras <strong>de</strong> Guillermo Miller: "Si tuviese que volver a empezar mi vida con<br />

las mismas pruebas que tuve entonces, para ser <strong>de</strong> buena fe para con Dios y <strong>los</strong> hombres, tendría que<br />

hacer lo que hice." "Espero haber limpiado mis vestiduras <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> las almas; siento que, en cuanto<br />

me ha sido posible, me he librado <strong>de</strong> toda culpabilidad en su con<strong>de</strong>nación." "Aunque me chasqueé dos<br />

veces —escribió este hombre <strong>de</strong> Dios,— no estoy aún abatido ni <strong>de</strong>sanimado... Mi esperanza en la venida<br />

<strong>de</strong> Cristo es tan firme como siempre. No he hecho más que lo que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> años <strong>de</strong> solemne<br />

consi<strong>de</strong>ración, sentía que era mi solemne <strong>de</strong>ber hacer. Si me he equivocado, ha sido <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> la caridad,<br />

<strong>de</strong>l amor a mis semejantes y movido <strong>por</strong> el sentimiento <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>ber para con Dios." "Algo sé <strong>de</strong> cierto,<br />

y es que no he predicado nada en que no creyese; y Dios ha estado conmigo, su po<strong>de</strong>r se ha manifestado<br />

en la obra, y mucho bien se ha realizado." "A juzgar <strong>por</strong> las apariencias humanas, muchos miles fueron<br />

inducidos a estudiar las Escrituras <strong>por</strong> la predicación <strong>de</strong> la fecha <strong>de</strong>l advenimiento; y <strong>por</strong> ese medio y la<br />

aspersión <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo, fueron reconciliados con Dios." —Bliss, págs. 256, 255, 277, 280, 281.<br />

Nunca he solicitado el favor <strong>de</strong> <strong>los</strong> orgul<strong>los</strong>os, ni temblado ante las amenazas <strong>de</strong>l mundo. No seré yo<br />

quien compre ahora su favor, ni vaya más allá <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber para <strong>de</strong>spertar su odio.<br />

Nunca imploraré <strong>de</strong> el<strong>los</strong> mi vida ni vacilaré en per<strong>de</strong>rla, si Dios en su provi<strong>de</strong>ncia así lo dispone.<br />

—J. <strong>White</strong>, Lite of Wm. Miller, pág. 315. Dios no se olvidó <strong>de</strong> su pueblo; su Espíritu siguió<br />

acompañando a <strong>los</strong> que no negaron temerariamente la luz que habían recibido ni <strong>de</strong>nunciaron el<br />

movimiento adventista. En la Epístola a <strong>los</strong> Hebreos hay palabras <strong>de</strong> aliento y <strong>de</strong> admonición para <strong>los</strong><br />

que vivían en la expectación y fueron probados en esa crisis: "No <strong>de</strong>sechéis pues esta vuestra confianza,<br />

que tiene una gran<strong>de</strong> remuneración. Porque tenéis necesidad <strong>de</strong> la paciencia, a fin <strong>de</strong> que, habiendo<br />

hecho la voluntad <strong>de</strong> Dios, recibáis la promesa. Porque <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un brevísimo tiempo, vendrá el que ha<br />

<strong>de</strong> venir, y no tardará. <strong>El</strong> justo empero vivirá <strong>por</strong> la fe; y si alguno se retirare, no se complacerá mi alma<br />

en él. Nosotros empero no somos <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que se retiran para perdición, sino <strong>de</strong> <strong>los</strong> que tienen fe para<br />

salvación <strong>de</strong>l alma." (Hebreos 10: 35-39, V.M.)<br />

Que esta amonestación va dirigida a la iglesia en <strong>los</strong> últimos días se echa <strong>de</strong> ver <strong>por</strong> las palabras<br />

que indican la proximidad <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor: "Porque <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un brevísimo tiempo, vendrá el que<br />

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