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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

—Bancroft, parte 1, cap. 19. Quedaba <strong>de</strong>mostrado que <strong>los</strong> principios <strong>de</strong> la Biblia son las más eficaces<br />

salvaguardias <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za nacional. Las colonias débiles y aisladas vinieron a convertirse pronto en<br />

una confe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> estados po<strong>de</strong>rosos, y el mundo pudo fijarse admirado en la paz y prosperidad <strong>de</strong><br />

una "iglesia sin papa y <strong>de</strong> un estado sin rey."<br />

Pero un número siempre creciente <strong>de</strong> inmigrantes arribaba a las playas <strong>de</strong> América, atraído e<br />

impulsado <strong>por</strong> motivos muy distintos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que alentaran a <strong>los</strong> primeros peregrinos. Si bien la fe<br />

primitiva y la pureza ejercían amplia influencia y po<strong>de</strong>r subyugador, estas virtu<strong>de</strong>s se iban <strong>de</strong>bilitando<br />

más y más cada día en la misma pro<strong>por</strong>ción en que iba en aumento el número <strong>de</strong> <strong>los</strong> que llegaban guiados<br />

tan sólo <strong>por</strong> la esperanza <strong>de</strong> ventajas terrenales. La medida adoptada <strong>por</strong> <strong>los</strong> primitivos colonos <strong>de</strong> no<br />

conce<strong>de</strong>r voz ni voto ni tampoco empleo alguno en el gobierno civil sino a <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong> la iglesia,<br />

produjo resultados perniciosos. Dicha medida había sido tomada para conservar la pureza <strong>de</strong>l estado,<br />

pero dio al fin <strong>por</strong> resultado la corrupción <strong>de</strong> la iglesia. Siendo indispensable profesar la religión para<br />

po<strong>de</strong>r tomar parte en la votación o para <strong>de</strong>sempeñar un puesto público, muchos se unían a la iglesia tan<br />

sólo <strong>por</strong> motivos <strong>de</strong> conveniencia mundana y <strong>de</strong> intrigas políticas, sin experimentar un cambio <strong>de</strong><br />

corazón. Así llegaron las iglesias a componerse en consi<strong>de</strong>rable pro<strong>por</strong>ción <strong>de</strong> gente no convertida, y en<br />

el ministerio mismo había quienes no sólo erraban en la doctrina, sino que ignoraban el po<strong>de</strong>r<br />

regenerador <strong>de</strong>l Espíritu Santo. De este modo quedó otra vez <strong>de</strong>mostrado el mal resultado que tan a<br />

menudo comprobamos en la historia <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> Constantino hasta hoy, y que da el<br />

preten<strong>de</strong>r fundar la iglesia valiéndose <strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong>l estado, y el apelar al po<strong>de</strong>r secular para el<br />

sostenimiento <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Aquel que dijo: "Mi reino no es <strong>de</strong> este mundo." (Juan 18: 36.) <strong>El</strong><br />

consorcio <strong>de</strong> la iglesia con el estado, <strong>por</strong> muy poco estrecho que sea, pue<strong>de</strong> en apariencia acercar el<br />

mundo a la iglesia, mientras que en realidad es la iglesia la que se acerca al mundo.<br />

<strong>El</strong> gran principio que <strong>de</strong>fendieron tan noblemente Robinson y Rogelio Williams, <strong>de</strong> que la verdad<br />

es progresiva, y <strong>de</strong> que <strong>los</strong> cristianos <strong>de</strong>berían estar prontos para aceptar toda la luz que proceda <strong>de</strong> la<br />

santa Palabra <strong>de</strong> Dios, lo perdieron <strong>de</strong> vista sus <strong>de</strong>scendientes. Las iglesias protestantes <strong>de</strong> América —<br />

lo mismo que las <strong>de</strong> Europa— tan favorecidas al recibir las bendiciones <strong>de</strong> la Reforma, <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong><br />

avanzar en el camino que ella les había trazado. Si bien es verdad que <strong>de</strong> tiempo en tiempo surgieron<br />

hombres fieles que proclamaron nuevas verda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>nunciaron el error tanto tiempo acariciado, la<br />

mayoría, como <strong>los</strong> judíos en el tiempo <strong>de</strong> Cristo, o como <strong>los</strong> papistas en el <strong>de</strong> Lutero, se contentaba con<br />

creer lo que sus padres habían creído, y con vivir como el<strong>los</strong> habían vivido.<br />

De consiguiente la religión <strong>de</strong>generó <strong>de</strong> nuevo en formalismo; y <strong>los</strong> errores y las supersticiones<br />

que hubieran podido <strong>de</strong>saparecer <strong>de</strong> haber seguido la iglesia avanzando en la luz <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios,<br />

se conservaron y siguieron practicándose. De este modo, el espíritu inspirado <strong>por</strong> la Reforma murió<br />

paulatinamente, hasta que llegó a sentirse la necesidad <strong>de</strong> una reforma en las iglesias protestantes tanto<br />

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