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El Conflicto de los Siglos por Elena G de White [Edicion Completa]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Estas son las armas que en todo tiempo han esgrimido <strong>los</strong> enemigos <strong>de</strong> la verdad. Estos son <strong>los</strong><br />

mismos argumentos que presentan hoy <strong>los</strong> que sostienen el error, para combatir a <strong>los</strong> que propagan las<br />

enseñanzas <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. ¿Quiénes son estos predicadores <strong>de</strong> nuevas doctrinas? — exclaman<br />

<strong>los</strong> que abogan <strong>por</strong> la religión popular.— Son indoctos, escasos en número, y <strong>los</strong> más pobres <strong>de</strong> la<br />

sociedad. Y, con todo, preten<strong>de</strong>n tener la verdad y ser el pueblo escogido <strong>de</strong> Dios. Son ignorantes que<br />

se han <strong>de</strong>jado engañar. ¡Cuán superior es en número y en influencia nuestra iglesia! ¡Cuántos hombres<br />

gran<strong>de</strong>s e ilustrados hay entre nosotros! ¡Cuánto más gran<strong>de</strong> es el po<strong>de</strong>r que está <strong>de</strong> nuestra parte! Estos<br />

son <strong>los</strong> argumentos que más sacan a relucir y que parecen tener influencia en el mundo, pero que no son<br />

ahora <strong>de</strong> más peso que en <strong>los</strong> días <strong>de</strong>l gran reformador.<br />

La Reforma no terminó, como muchos lo creen, al concluir la vida <strong>de</strong> Lutero. Tiene aún que seguir<br />

hasta el fin <strong>de</strong>l mundo. Lutero tuvo una gran obra que hacer —la <strong>de</strong> dar a conocer a otros la luz que Dios<br />

hiciera brillar en su corazón; pero él no recibió toda la luz que iba a ser dada al mundo. Des<strong>de</strong> aquel<br />

tiempo hasta hoy y sin interrupción, nuevas luces han brillado sobre las Escrituras y nuevas verda<strong>de</strong>s<br />

han sido dadas a conocer. Honda fue la impresión que produjo en la asamblea el discurso <strong>de</strong>l legado. No<br />

hubo ningún Lutero para refutar <strong>los</strong> cargos <strong>de</strong>l campeón papal con las verda<strong>de</strong>s convincentes y sencillas<br />

<strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. Ningún esfuerzo se hizo para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r al reformador. Se manifestaba una<br />

disposición general no sólo para con<strong>de</strong>narlo junto con las doctrinas que enseñaba, sino para arrancar <strong>de</strong><br />

raíz la herejía. Roma había disfrutado <strong>de</strong> la o<strong>por</strong>tunidad más favorable para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su causa. Se había<br />

dicho todo cuanto pudiera <strong>de</strong>cirse para justificarla. Pero aquella victoria aparente no fue sino la señal <strong>de</strong><br />

la <strong>de</strong>rrota. Des<strong>de</strong> aquel día el contraste entre la verdad y el error iba a resaltar más y más, <strong>por</strong>que la lucha<br />

entre ambos quedaba resueltamente empeñada. Nunca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel momento iba a quedar Roma tan<br />

segura como antes lo estuviera.<br />

En tanto que la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong> la dieta no hubieran vacilado en entregar a Lutero a<br />

la venganza <strong>de</strong> Roma, no eran pocos <strong>los</strong> que echaban <strong>de</strong> ver con dolor la corrupción que prevalecía en<br />

la iglesia, y <strong>de</strong>seaban que se concluyera con <strong>los</strong> abusos que sufría el pueblo alemán como consecuencia<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación e inmoralidad <strong>de</strong>l clero. <strong>El</strong> legado había presentado al gobierno <strong>de</strong>l papa <strong>de</strong>l modo<br />

más favorable. Pero entonces el Señor movió a uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong> la dieta a que hiciese una<br />

verda<strong>de</strong>ra exposición <strong>de</strong> <strong>los</strong> efectos <strong>de</strong> la tiranía papal. Con noble firmeza el duque Jorge <strong>de</strong> Sajonia se<br />

levantó ante aquella asamblea <strong>de</strong> príncipes y expuso con aterradora exactitud <strong>los</strong> engaños y las<br />

abominaciones <strong>de</strong>l papado y sus fatales consecuencias. En conclusión añadió: "He aquí indicados<br />

algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> abusos <strong>de</strong> que acusan a Roma. Han echado a un lado la vergüenza, y no se aplican más<br />

que a una cosa: ¡al dinero! ¡siempre más dinero! . . . <strong>de</strong> modo que <strong>los</strong> predicadores que <strong>de</strong>bieran enseñar<br />

la verdad, no predican sino la mentira; y no solamente son tolerados, sino también recompensados,<br />

<strong>por</strong>que cuanto más mientan, tanto más ganan. De esta fuente cenagosa es <strong>de</strong> don<strong>de</strong> dimanan todas esas<br />

aguas corrompidas. <strong>El</strong> <strong>de</strong>sarreglo conduce a la avaricia.... ¡ Ah ! es un escándalo que da el clero,<br />

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