30.09.2016 Views

Henry Rider Haggard-Las minas del rey salomón

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hace algunos correos escribí a usted unas líneas manifestándole que los<br />

tres, Jorge, Good y yo habíamos llegado sin novedad a Inglaterra. Dejamos el<br />

vapor en Southampton y enseguida nos dirigimos a la ciudad. Quisiera que<br />

hubiese visto a Good al siguiente día perfectamente afeitado, con una levita<br />

que le vestía como un guante, nuevo lente, etc., etc. Fui con él a un paseo en<br />

donde me encontré con varios conocidos y a raíz de presentarlo, hice la<br />

historia de sus «hermosas piernas blancas».<br />

Está furioso, sobre todo desde que un mal intencionado lo ha publicado en<br />

uno de los periódicos de la localidad.<br />

Pasando a los diamantes, le diré que Good y yo los llevamos a Streeter<br />

para que valuase, y en realidad no me atrevo a manifestarle el precio en que<br />

los tasaron, es una suma enorme. Afirman que su cálculo es más o menos<br />

aproximado, pues nunca han visto en el mercado piedras como éstas ni en<br />

tanto número. Parece que son, exceptuando una o dos de las mayores, de<br />

magnificas aguas y tan buenas como las mejores <strong>del</strong> Brasil. Les pregunté si<br />

querían comprarlas, y me contestaron que no tenían capital para hacerlo,<br />

aconsejándonos que las fuéramos vendiendo poco a poco, porque de lo<br />

contrario inundaríamos la plaza y bajarían sus precios. Sin embargo ofrecen<br />

cineto ochenta mil por una pequeña porción de ellas.<br />

Es preciso que venga usted, Quatermain, y se ocupe de este negocio,<br />

especialmente si insiste en hacer el espléndido presente <strong>del</strong> tercio, que no me<br />

pertenece, a mi hermano Jorge. Good no sirve para el asunto. Emplea todo su<br />

tiempo en afeitarse, vestirse y cuanto se relaciona con el atavío de su<br />

persona. No obstante, creo que todavía recuerda mucho a Foulata. Me ha<br />

asegurado que desde que está aquí no ha visto una mujer que pueda rivalizar<br />

con la belleza ni la dulce expresión de su nativa.<br />

Quiero, mi querido y viejo compañero, que venga a esta tierra, y compre<br />

una quinta cerca de la mía. Usted ya ha trabajado bastante, posee cuantioso<br />

caudal, y casual intento, hay en venta una con aquella condición que le<br />

agradará muchísimo. No me haga esperarlo, venga y cuanto antes, mejor.<br />

Puede concluir abordo la relación de nuestras aventuras. A nadie las hemos<br />

querido contar por temor no se nos crea. Si al recibir ésta, se embarca,<br />

llegará por Navidad y lo comprometo para que la pase conmigo. Good y<br />

Jorge estarán aquí y también (va por tentación) vuestro hijo Enrique. Le he<br />

tenido por compañero durante una semana de cacería y me agrada en<br />

extremo. Tiene una mano segura, me metió una carga de perdigones en una<br />

pantorrilla y al extraérmelos hablaba de lo útil que es acompañarse de un<br />

médico en estas diversiones.<br />

Adiós, viejo mío, nada más tengo que decirle, a no ser que estoy seguro<br />

que vendrá, aunque solo sea porque se lo suplica.<br />

Su verdadero amigo,<br />

ENRIQUE CURTIS.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!