30.09.2016 Views

Henry Rider Haggard-Las minas del rey salomón

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

y que si moríamos y trataba de robarnos, mi espíritu le perseguiría a todas<br />

horas, haría rabiar a su ganado, agriaría la leche de sus vacas hasta que la vida<br />

le fuera insufrible, y, por último, dejaría que los diablos que guardaba en los<br />

fusiles salieran a hablarle de un modo que no le habría de gustar; tratando de<br />

aterrorizarlo con cuanto mal podía imaginar. Jurome que las cuidaría como si<br />

fueran el espíritu de su padre, pues era tan supersticioso como malvado.<br />

Habiéndonos desprendido de todo lo superfluo, pasamos a disponer los<br />

efectos que nosotros cinco, sir Enrique, Good, yo, Umbopa y el hotentote<br />

Ventvögel, íbamos a llevar en nuestro viaje. Eran bien pocos y, sin embargo,<br />

por más que lo intentamos no nos fue posible reducirlos a menos de cuarenta<br />

libras por persona. Consistían en los siguientes:<br />

Los tres rifles de a ocho con doscientos cartuchos para cada uno.<br />

Los dos Winchester de repetición, para Umbopa y Ventvögel, con igual<br />

número de municiones.<br />

Tres revólveres de Colt con sesenta cápsulas.<br />

Cinco cantimploras para agua, cada una de dos cuartillos.<br />

Cinco mantas.<br />

Veinticinco libras de carne seca. Algunos medicamentos, incluyendo una<br />

onza de quinina, y uno o dos instrumentos pequeños de cirugía.<br />

Nuestros cuchillos y otras pequeñeces, tales como una brújula, fósforos, un<br />

filtro de bolsillo, tabaco, una llana, una botella de aguardiente y las ropas que<br />

vestíamos.<br />

Esto componía todo nuestro equipo, que, sin duda, era bien pobre para<br />

nuestros proyectos; pero no nos atrevimos a aumentarlo con un solo objeto<br />

más. Y aún era demasiado para atravesar bajo su peso el ardoroso desierto, en<br />

donde cada onza que se aumente, se hace sentir de un modo agobiador; pero,<br />

como he dicho, no había medio de reducirlo, llevábamos lo estrictamente<br />

necesario.<br />

A duras penas, y persuadidos por la oferta que les hice de tres cuchillos de<br />

caza, pude lograr que tres miserables nativos de aquella aldehuela se<br />

resolvieran a acompañarnos durante la primera jornada, unas veinte millas,<br />

llevándonos cada uno una calabaza con un galón de agua. Era mi objeto,<br />

rellenar nuestras cantimploras después de la primera noche de marcha, pues<br />

habíamos decidido partir con el fresco, a la caída de la tarde. Les di a entender<br />

que íbamos a cazar avestruces, muy abundantes en el desierto. Charlaron entre<br />

sí, encogiéronse de hombros, y después de decirnos que estábamos locos y<br />

moriríamos de sed (que me parecía lo más probable), consintieron en cuanto<br />

les pedía, seducidos por los cuchillos, prendas de inestimable valor, casi<br />

desconocidas entre ellos, y tal vez después de reflexionar que nuestra muerte<br />

no era cosa de su incumbencia.<br />

Pasamos descansando y durmiendo la mayor parte <strong>del</strong> día siguiente, y a la<br />

puesta <strong>del</strong> sol, hicimos una buena comida de carne fresca y té, el último, como<br />

Good dijo con cierta tristeza, que íbamos a tomar, Dios sabe por cuanto<br />

tiempo. Concluidos los últimos preparativos, nos echamos de nuevo,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!