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VIAJE AL CENTRO DE LA ALIMENTACIÓN QUE NOS ENFERMA

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CAPÍTULO 3. ¿POR QUÉ COMEMOS TAN REMATADAMENTE M<strong>AL</strong>?<br />

ES<strong>QUE</strong>MA 08 La pirámide nutricional monetaria<br />

Huevos,<br />

legumbres,<br />

aceites, frutos secos<br />

0,05-0,07 €/día<br />

Carnes<br />

0,3 €/día<br />

Pescado y fruta<br />

0,5 €/día<br />

Cereales, patatas, lácteos, verduras, hortalizas<br />

0,7-1 €/día<br />

Una vez tenemos lo que cuesta en euros seguir las recomendaciones<br />

nutricionales por tipo de alimentos, la siguiente pregunta<br />

es si esa cantidad es mucho o poco, es decir, ¿el precio de la alimentación<br />

sana supone una barrera para su consumo?<br />

El gasto promedio de alimentación en el Estado (últimos datos<br />

disponibles) es de 1.482 € /persona/año, lo cual es, casi exactamente,<br />

el precio de la dieta recomendada. Pero, naturalmente,<br />

estamos hablando de medias. Si la media es el precio de la dieta<br />

recomendada, significa que hay una fracción importante de la<br />

población que está gastando menos en alimentación, es decir,<br />

que si quisiera seguir las recomendaciones nutricionales, debería<br />

incrementar su gasto alimentario.<br />

Lo siguiente que hemos hecho ha sido descomponer los datos 189<br />

de gasto alimentario en función de distintas variables sociales<br />

con el objetivo de identificar los estratos y tipos sociales que<br />

están por debajo de la cifra de gasto alimentario «saludable». Si se<br />

identifica, al mismo tiempo, que buena parte de esos grupos sociales<br />

no pueden incrementar ese gasto, nos encontraríamos con<br />

grupos de población que, aunque quisieran, no podrían consumir<br />

una dieta saludable basada en las recomendaciones de la pirámide<br />

nutricional y, por tanto, serían grupos de población para los<br />

que el precio de la dieta sana sería un limitante y el precio sería<br />

uno de los elementos que forman el conjunto de factores que<br />

explican las desigualdades en salud y en alimentación que hemos<br />

visto en capítulos anteriores. Significaría también que las Administraciones<br />

competentes deberían, de alguna manera, intervenir<br />

en esos precios o en la capacidad de incrementar el gasto alimentario<br />

de ese familiar para que puedan seguir las recomendaciones<br />

de salud alimentaria.<br />

189. Todos los datos están tomados del INE y MAGRAMA.

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