VIAJE AL CENTRO DE LA ALIMENTACIÓN QUE NOS ENFERMA
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25<br />
2.1 Dime CUÁNTO ganas<br />
y te diré CUÁNDO morirás<br />
(réstate unos años si<br />
eres mujer)<br />
En el Estado español, los datos indican que las personas con<br />
niveles socioeconómicos más altos tienden no solo a tener más<br />
esperanza de vida, sino también a tener menos enfermedades<br />
crónicas y más años vividos libres de discapacidad.<br />
La hipótesis básica (que, aunque bastante antigua, desgraciadamente<br />
todavíaes necesario defender, demostrar y propagar) es<br />
que las enfermedades «no caen del cielo», no se distribuyen al<br />
azar, sino que están profundamente determinadas por la estructura<br />
social, política y económica en la que vivimos 28 .<br />
Dicho así parece una obviedad, pero conviene remarcarlo porque,<br />
como hemos comentado al inicio de este apartado, existe<br />
un relato a menudo dominante (y sin base científica) según el<br />
cual enfermar o morir prematuramente estaría condicionado<br />
principalmente por nuestra herencia genética, nuestros hábitos<br />
de salud libremente elegidos (no engordar, hacer ejercicio, beber<br />
con moderación, no fumar, etc.) o el descubrimiento de una nueva<br />
tecnología médica. Es decir, que la salud sería prácticamente<br />
independiente de los fenómenos sociales y colectivos. Enfermar<br />
dependería del destino (determinado por la herencia, la suerte o<br />
el designio divino) o sería fruto de una decisión individual previa<br />
(cada uno sería culpable de sus propias enfermedades por «no<br />
haberse cuidado») 29 .<br />
En la ciudad de Glasgow, las personas pobres viven 30 años menos<br />
que las ricas. No son datos de 1850, sino de 2016. La esperanza<br />
de vida entre los hombres pobres es de 54 años y entre<br />
los hombres ricos, de 80. No hay datos para las mujeres, es de<br />
suponer que no son tan importantes. ¿Y cuál es la causa? Según el<br />
estudio 30 : la dieta. El estudio concluye, además, que aquellos que<br />
mantienen una dieta basada en productos de mala calidad son<br />
personas que no pueden permitirse otro tipo de comida. Literalmente:<br />
«no es una elección personal, se trata de pobreza».<br />
No hace falta irse a Escocia. En Barcelona, vivir en un barrio pobre<br />
significa vivir 11 años menos que vivir en uno con renta alta 31 .<br />
Y todo ello centrándonos únicamente en la esperanza de vida, la<br />
brecha se agranda aún más si el indicador usado es la calidad de<br />
vida que, como hemos visto, es medible y cuantificable a través<br />
de los AVAD.<br />
La salud, por tanto, no se distribuye homogéneamente. Dime lo<br />
que ganas, dónde vives y te diré cuántos años menos vivirás. No<br />
hay mucho espacio aquí para las decisiones individuales por las<br />
que cada una de nosotras sería culpable de sus propias enfermedades<br />
por «no haberse cuidado». Pero es comprensible que socialmente<br />
se imponga esta visión de la salud, pues la idea de que<br />
enfermaremos más, moriremos antes y con peor calidad de vida,<br />
dependiendo de la familia donde hemos nacido, el barrio donde<br />
crecemos y vivimos o de las oportunidades de educación, trabajo<br />
u ocio que nos haya tocado tener, es muy desestabilizadora.<br />
Si aceptamos esta hipótesis, no es suficiente actuar sobre hábitos<br />
individuales o aspirar a tener acceso a una buena asistencia<br />
médica y sofisticados recursos diagnósticos, si queremos mejorar<br />
la salud de toda la población. Tenemos que actuar (y hablar) de<br />
salud colectiva. O mejor, de salud pública, que siempre es algo<br />
más 32 . La salud pasa de esta manera de ser un tema médico a<br />
convertirse en un asunto social y político y este terreno de juego<br />
es muy distinto.<br />
Lo mismo ocurre con la alimentación. Porque avisamos que el<br />
mismo párrafo aparecerá cuando hablemos de desigualdades en<br />
la dieta. No todo el mundo come igual de sano y ese consumo no<br />
es debido a una elección individual, sino a un conjunto de causas<br />
y efectos estructurales. Los nudos causales 33 de los que hablaba<br />
Gramsci. De la misma manera que la salud viene determinada por<br />
nuestra renta, por ejemplo, también lo está nuestra dieta y, como<br />
en una carambola, los problemas de salud que genera esa dieta.<br />
Así, paralelo al concepto de salud pública aparece el de alimentación<br />
pública, porque sus efectos trascienden el ámbito particular<br />
y entran en el colectivo, en el de las políticas públicas. Y es obligación<br />
de estas luchar por una alimentación justa y equitativa<br />
dentro de sus sociedades.<br />
La salud o la enfermedad no es, por tanto, un asunto exclusivo de<br />
los individuos. En realidad, podemos considerar a ciertos grupos<br />
de poblaciones o territorios como con alto riesgo para la enfermedad.<br />
La salud pública debería tener como objetivo conseguir la máxima<br />
salud posible para el máximo número de personas. Es importante<br />
no confundir la salud pública con la propiedad pública de los<br />
servicios de salud o sanidad pública, que habitualmente contraponemos<br />
a la sanidad privada.<br />
28. www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2007/09/02/73135<br />
29. http://www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2007/09/02/73135<br />
30. http://www.independent.co.uk/news/science/red-meat-processed-life-expectancycancer-glasgow-diet-a7004266.html<br />
31. «La salud en Barcelona» (2014), Agència de Salut Pública de Catalunya<br />
32. www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2007/09/02/73135<br />
33. http://www.gramsci.org.ar/1917-22/05-utopia.htm