VIAJE AL CENTRO DE LA ALIMENTACIÓN QUE NOS ENFERMA
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01<br />
Vinculación<br />
entre mala<br />
alimentación y<br />
mala agricultura<br />
La famosa frase «del campo a la mesa» no tiene mucho sentido<br />
actualmente (más allá de temas mercadotécnicos). En realidad,<br />
poco de lo que pasa en el campo tiene que ver con lo que ponemos<br />
en nuestra mesa. Ni los productos ni los precios, por ejemplo.<br />
Sería mejor la frase «de la industria al súper y del súper a la<br />
mesa». Lo que pasa antes de la industria alimentaria no es más<br />
que la producción de componentes que esta ensambla de la misma<br />
manera que un reloj Swatch o un coche. Conviene no perder<br />
esto de vista: la conexión (o desconexión) entre una agricultura<br />
de proximidad, de temporada, basada en explotaciones familiares<br />
(la que nos suministra o puede suministrar la llamada dieta saludable)<br />
y la alimentación sana. Del mismo modo, su desaparición<br />
comporta su ocupación por alimentos altamente procesados<br />
que han demostrado su implicación en la epidemia que estamos<br />
describiendo. No hay alimentación sana sin agricultura «sana». Y<br />
a la inversa.<br />
Actualmente, cuando se habla de malnutrición, se habla de tres<br />
vertientes del problema: la más conocida es la llamada subnutrición,<br />
que básicamente se entiende como un déficit de energía y<br />
proteínas. Pero existen al menos otras dos dimensiones: la carencia<br />
de micronutrientes y las enfermedades asociadas al consumo<br />
excesivo de sal, grasas insalubres y azúcares añadidos.<br />
El caso es que, por primera vez en la historia, las otras dos dimensiones<br />
de la malnutrición superan de largo a la primera. Hoy en<br />
día existen más personas afectadas de mala alimentación en el<br />
mundo que de hambre y subnutrición.<br />
Con datos de 2014, 1.900 millones de personas en el mundo<br />
padecen sobrepeso, de las cuales 641 millones correspondían a<br />
obesidad (266 millones de hombres y 375 millones de mujeres),<br />
y este trastorno alimenticio se cobra la vida de 3,4 millones de<br />
personas por año (OMS), respecto a los 900 millones que, oficialmente,<br />
sufren subnutrición. Los datos apuntan que, en 40 años, la<br />
cifra mundial de personas obesas se incrementó de 105 millones<br />
de personas (en 1975) a 641 millones (en 2014). Las estadísticas<br />
muestran, también, que la cifra en hombres se disparó del 3,2% al<br />
10,8% (tres veces más), y en las mujeres se duplicó, y sigue superando<br />
a la de los hombres: en 1975 un 6,4% de las mujeres en el<br />
mundo eran obesas, y en 2014 había un 14,9%.<br />
Y la obesidad y el sobrepeso solamente son una parte visible del<br />
gran iceberg que supone la alimentación insana para la salud humana.<br />
El problema de la mala alimentación (del que la obesidad y<br />
el sobrepeso es uno de los indicadores más analizados) es un problema<br />
global, en palabras de la OMS y la FAO, la pandemia más<br />
grave del siglo XXI. Por poner unos ejemplos, en Costa Rica el<br />
sobrepeso afecta al 62% de las mujeres y al 58% de los hombres,<br />
en Perú al 61% de las mujeres y al 54% de los hombres, en Chile<br />
solamente la obesidad afecta al 32% de los hombres y al 20%<br />
de las mujeres, en México al 35% de los hombres y al 25% de las